Sin duda alguna, el primer semestre ha sido complicado para México, pues ha tenido que lidiar con las hostiles políticas económicas de Donald Trump, además de que también sigue pendiente la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. A estas dos situaciones, hay que añadir que el mundial captó buena parte de la inversión privada y que además el pesó entró en un periodo de inestabilidad ante la incertidumbre electoral. Sin embargo, en último trimestre del 2017 y el primero de 2018 se había mantenido a la alza el Producto Interno Bruto (PIB), el cual, para el segundo trimestre de este año se ha contraído un 0.07 por ciento.
Esta contracción del 0.07 por ciento se debió en gran medida a la caída en las actividades primarias (como la agricultura, la ganadería y la pesca) y las secundarias (que se concentran en la manufactura); sin embargo, las actividades terciarias (como el comercio, entre otros servicios) son las que lograron sostener el descenso del indicador.
A pesar de los retos que ha tenido que enfrentar la economía mexicana los dos trimestres anteriores, el resultado fue positivo, aunque en éste segundo sí logró apreciarse una desaceleración; sin embargo, se espera que para el segundo semestre de este 2018 vuelva a tomar su moderado ritmo ascendente.
De acuerdo con declaraciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la contracción del 0.07 por ciento en el PIB puede cambiar en el reporte que presentará la institución el próximo 24 de agosto del presente año.
Es importante mencionar que las actividades terciarias, que representan poco más del 60 por ciento del PIB en México lograrón crecer un 0.34 por ciento, lo cual, como ya mencionábamos frenó la caída del indicador.
Este descenso en el PIB podría tener algún efecto negativo en el consumo; sin embargo, habrá que esperar a ver cómo es que reaccionan los mercados y los consumidores.