En columnas anteriores he descrito el gran legado de los hombres emparedado, los cuales son un antecedente icónico del BTL, así como del street marketing, las activaciones y la publicidad alternativa. Recordar a esas personas que en sus hombros cargaban anuncios, es saber que los seres humanos somos a toda hora motivo del marketing pero a la vez de los medios, al mismo tiempo el mensaje y el código, el público y el emisor.
Hace algunos años, Movistar lanzó una campaña con cabinas telefónicas humanas, se trataba de una activación de llamadas gratuitas y recargas, pues en aquel entonces la nueva empresa telefónica iniciaba operaciones en nuestro país.
Los uniformes corporativos constituyen una ventaja competitiva ligada a la imagen de las empresas, pero a su vez es una fuente de reconocimiento social, pues prácticamente se convierten en estándares o estereotipos para el imaginario colectivo de las ciudades y los roles que en ellas habitan.
Hace cerca de una década, Imagen de Zacatecas, un diario de la ciudad en donde radico, comenzó operaciones, la visión del director fue apoderarse de las calles para luchar de frente ante el periódico que tenía acaparado el mercado. Para lograr su propósito, lanzó una campaña denominada “Los hombres de rojo”, eran voceros vestidos con overoles rojos, arrastraban carritos (parecidos a los carritos para mandado) donde tenían los diarios, así como artículos promocionales.
Los seres humanos somos egocéntricos, incluso los que aseguran no serlo, en realidad todo lo que sucede en el universo, parte de la premisa de nuestra interpretación y por tanto del culto que tenemos de nosotros mismos. Es por ello que el poder de contruir a las personas en ejemplos vivientes de marketing, será siempre un acierto, claro, siempre y cuando la dignidad del formato y mensajes este presente.
Además de los esfuerzos planeados y con recursos, en el mundo real, existen personas que de manera voluntaria y sin premeditación para conseguir nomenclatura, se construyen a si mismos como actores improvisados del BTL.
Ejemplos hay muchos, algunos me sorprenden por su nivel de poner en marcha los atributos y beneficios. El hombre funda, es ese personaje que vende fundas para lavadora y autos, se coloca una encima, pone sus manos en horizontal frente a sus rostro y listo, emula a una lavadora, mientras grita lo que vende y su precio.
En muchas ciudades del país, existe una plaza del mariachi, ahí se colocan los músicos con sus atuendos e instrumentos, esperan contrataciones “para llevar”, además de tocar en el sitio. El ejemplo de los mariachis, nos muestra que el poder de las personas BTL se basa en que son fáciles de leer, por tanto son fáciles de comprar (tanto de manera cognitiva, como de forma comercial).
Una oda de aplausos para todos aquellos personajes que de manera casual, le entregan trofeos al repertorio de logros del marketing popular.