El programa estadounidense DACA -Por sus siglas en inglés, Deferred Action for Childhood Arrivals– que protegía de acciones migratorias de deportación a los dreamers siempre ha sido un vacío legal y político. Por lo mismo, ahora me gustaría hacer un análisis de los discursos retóricos, de la percepción de la opinión pública y la cobertura mediática de este fenómeno generacional, social y político que involucra a EE.UU y México.
Esto de los dreamers es un contenido coyuntural que se puede analizar desde diferentes perspectivas y puntos de vista. Y nuestro villano favorito Donald Trump no necesariamente es el principal verdugo de esta historia de retórica, de política y medios. Me explico: Ya nos gustó culpar de todos nuestro problemas como país a Donald Trump, pero esta vez no va por aquí.
El DACA siempre fue o un paliativo, un remedio temporal para una gran problema de dos países vecinos. Resultado de una relación bilateral compleja y desigual. Siempre hamos sido vecinos distantes de EE.UU. En la realidad, en la percepción y en la ficción. Somos parte de una relación muy compleja que a nivel comercial y de comunicación estratégica ha sido muy mal manejada. De origen, de presente y de destino. El problema principal entre nuestra relación bilateral con nuestro complejo vecino del norte es que existe un gran problema de percepciones, realidades, ficciones y comunicación real entre los dos pueblo vecinos. Me refiero a que no nos comunicamos de forma efectiva con América. Pensamos que son de una forma, cuando la realidad es otra. La situación es que no nos conocemos bien en realidad.
¿Cuáles son los mitos y las realidades de DACA y Los dreamers?
- No existe un sólo villano o culpable del fenómeno migratorio generacional entre EE.UU y México. Es una problemática compartida. México es incapaz de generar oportunidades para las nuevas generaciones, por lo pronto Estados Unidos tiene a los migrantes en su casa y en busca del sueño americano.
- Trump no es malo ni bueno. Está buscando retener su capital político. Cumplir sus promesas de campaña y mantener el poder otros cuatro años más.
- Siempre los gobiernos y los medios están hambrientos de juzgar para encontrar villanos y culpables y Trump es un gran personaje mediático y contenido relevante inevitable para todos. Con mucha probabilidad es el personaje más importante en la opinión pública mundial desde noviembre de 2016. Por lo mismo ya lo elegimos como nuestro villano favorito. Todo esto le conviene mucho a Trump porque consolida su marca e imagen. La imprime más poder.
- Desde noviembre de 2016, el mundo ya cambió radicalmente. Y no sólo es por culpa de Trump. Es en realidad es culpa de todos. Por desgaste de la identidad social, vacío de contenidos, incertidumbre, soledad y desesperanza.
- La realidad es que existen cerca de 800 mil Millennials y de la generación Z con alto potencial intelectual y de mano de obra que necesitan una guía y oportunidades para crecer y formar su identidad de la forma más sólida posible. Se están convirtiendo en una especie de papa caliente con la que nadie quiere tomar responsabilidades. Esto, tarde o temprano será una gran oportunidad o un gran problema.
- Entonces, si somos tan críticos con los derechos de los migrantes, ¿No deberíamos hacernos cargo de todos los migrantes salvadoreños, guatemaltecos o haitianos que están actualmente en nuestro territorio en busca de nuevas oportunidades con sus familias y pequeños hijos? Vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro.
- Lo realmente importante aquí es notar las cosas importantes. Para nuestras sociedades y la identidad de nuestra gente. Procurar cuidar a las familias, sus lazos y comunicar mejor nuestras necesidades y objetivos como sociedad. Sin una identidad fortalecida, estamos destinados a vivir en el vacío para siempre.