Comienza por el folclor mismo de nuestra mezcla entre albur, dualidad en los significados y el humor, para luego convertirse en marcas poderosas que van más allá del mensaje inicial. La verdad de las cosas es que no solamente pasa en México y los países latinoamericanos, la realidad es que alrededor del mundo existe la creatividad que permea en las mentes de dueños de negocios, directivos de agencias y creativos del sector.
El nombre de los negocios es tan importante como la oferta, así lo han entendido todas aquellas empresas que buscan nombres originales para sus establecimientos, pero lo han comprendido aún más aquellas empresas que registran tan memorables marcas (blindándose así de la penosa necesidad de tener que prescindir de algún nombre).
Qué opina de un pollo al carbón que lleva por nombre “Pollo Erótico”, una tintorería llamada “Bi-ay-pi”, una cantina bajo el mote de “La oficina”, o qué decir de los destinos turísticos que se convierten en obligados debido a su peculiar nombre, en nuestro país la Chingada es un mito que sobrepasa la realidad para convertirse en comunidades o fincas, así mismo en el sur del continente nos sorprenden lugares como “Peor es nada” en Chile o “Sal si puedes” en Argentina, o para que practique su dicción, qué tal esa colina impronunciable en Nueva Zelanda, Taumatawhakatangihagakoauautoamateaturipukakapikimaungahoronukupokaiwhenuakitanalahu.
El topónimo para el cerro neozelandés anterior es de origen maorí, esta por demás redundar en que es impronunciable, sin embargo, lo que es importante subrayar es que lugareños y turistas le han dado otros nombres para facilitar la comunicación, llamándola Colina Tamata.
Lo mismos sucede con las marcas que se extraen de anglicismos o cualquier otro idioma, pues las personas en ocasiones las hacen propias pronunciando tal y como se escribe, o según los modismos propios de la región. Por lo anterior es importante adelantarse a tales situaciones, a menos que sea una estrategia premeditada y que por tanto surta efectos de posicionamiento para el negocio.
Por último le comento que las empresas con nombres chistosos logran crear una conexión inmediata con audiencias identificadas como su segmento e incluso con aquellas que de forma fortuita se cruzan en el camino. Por lo que es fundamental que a la par de un nombre cautivador, exista una imagen corporativa que fortaleza la marca, así como campañas que consoliden la oferta.
Le comparto algunos puntos a considerar:
- No todas los negocios pueden darse el lujo de jugar con sus clientes, el humor al fin de cuentas es cosa seria al hablar de comunicación.
- Las marcas que soportan toda su artillería en el nombre, terminan en el cementerio de la mente de los consumidores, como un buen anécdota. Pues lo que lo que realmente las hace transcendentes, es la suma de ingenio y una oferta que satisfaga las necesidades de los clientes.
- Si ya se enfiló en el sendero del humor, sáquele provecho, exprima cada motivo, enlace emocional, situación o fecha para empoderar el nombre del lugar.
