Dormir. Una noche sin ella puede ser la causante de agresión, ambiente negativo, y hostilidades en el lugar de trabajo o en casa. Hoy en día, investigaciones apuntan que una sola noche de insomnio tiene repercusión directa al día siguiente que puede pasar desapercibida por uno mismo pero no para los demás.
La falta de sueño afecta en el rendimiento, funcionamiento, y en las habilidades sociales. Numerosos estudios han mostrado que nuestra comunicación se afecta así como nuestra empatía hacia los demás. Emocionalmente, nos hace sentir desmotivados, irritables, frustrados, e impulsivos.
Además, la falta de sueño nos trae problemas en la salud física. Por ejemplo, incrementa el riesgo de tener enfermedades cardiovasculares y diabetes, sin qué decir de que nos pone a mayor riesgo de tener accidentes porque nuestra capacidad de reacción, toma de decisiones, control motriz, y de alerta se afectan. Como resultado, hay más accidentes de trabajo y menos productividad. La gente incrementa su riesgo de obesidad y exceso de cafeína. Piensa en el típico complemento: una taza de café y pizza, frente a una computadora.
En general se habla de que la gente en todo el mundo está durmiendo 20% menos que hace 100 años. La gente pasa más tiempo en el trabajo y menos tiempo en casa, con sus familias, o con amigos. Además, hemos creado una cultura en donde se demanda estar al pendiente de correos electrónicos y contestar llamadas, webinars y conferencias con gente al otro lado del mundo en horas que son para dormir.
No es una coincidencia la aparición de depresión y ansiedad. Especialmente en lugares donde hay jornadas de 24 horas completas o en lugares donde frecuentemente hay situaciones de emergencia y pasan muchas horas de noche trabajando, eventualmente la gente ha desarrollado estos desórdenes. La falta de sueño incrementa estar de mal humor y nos afecta en la habilidad de regular este mal humor. Y no solo eso, también nos afecta el poder experimentar actitudes positivas. Por ejemplo, limita nuestra capacidad para celebrar nuestros logros y tener paciencia.
La próxima vez que no hayas dormido tus horas completas, trata de ser más consciente de tu comportamiento hacia los demás. Como adultos necesitamos entre siete y nueve horas de sueño para que nuestro cerebro funcione bien, vivamos sanos, rindamos y andemos de buen humor.
Gabriela Romo es psicóloga y trabaja de manera independiente en el área de Washington, DC. Puedes contactarla en gaby@gabrielaromo.com o en Twitter @romocounseling