Si tuvimos la oportunidad de estudiar una carrera profesional, cuando recién egresamos queremos comernos al mundo; pensamos que ya por fin conseguiremos un trabajo ideal: de 8:00 a 16:00, salario de $10,000 para arriba y las prestaciones que de ley nos corresponden porque ya tenemos nuestro papelito que nos acredita ser ingenieros, abogados, arquitectos, médicos o cualquier otra profesión.
Suena muy bello para ser cierto, ¿no? Pues sí, muy pocas veces pasa eso. Podríamos decir que es un golpe de suerte, uno en un millón. Dependiendo de la profesión y el contexto socioeconómico que viva el país o la ciudad en la que radicamos, encontrar chamba podría ser relativamente rápido o bien esperar incluso años para ser llamado a una entrevista.
Pero cuando no cae nada en un buen rato somos capaces de hacer cualquier otra cosa, incluso diferente a nuestra área profesional puesto que los gastos no se hacen esperar. El no ocuparse es desesperante e incluso frustrante.
Siempre cuenta con un plan B
Es común que en ocasiones se hagan chistes como «estudió X profesión, pero anda de taxista». Habrá unos cuantos que en verdad decidieron cambiar su profesión por un oficio, les llenaba más; sin embargo, para otros no fue cuestión de gusto sino una necesidad.
Y aquí radica la importancia de desarrollar habilidades extras a nuestra profesión. ¿Cómo cuáles? Las que sean: saber manejar, plomería, electricidad, carpintería, vulcanizar, albañilería y un larguísimo etc.
De manera que si por alguna razón no hay chamba de tu profesión sepas ganarte la vida con otras habilidades. Personalmente conozco gente que de sus oficios saca mucho más lana que alguien con carrera profesional desarrollándose en su campo. ¿De qué depende? Muchos factores, pero se podría resumir en aprender a leer el panorama general del país y ciudad donde se vive, ver hacia dónde van las tendencias, qué es lo que más se mueve, qué es lo que menos se vende, qué necesitan las empresas y los negocios… no es nada fácil tener esa habilidad de ir tres pasos adelante.
El ser humano es impresionante
A pesar de no siempre tener la oportunidad de estudiar una carrera profesional, el ser humano tiene una capacidad impresionante para aprender de manera empírica. Por su puesto, el proceso puede ser un poco más lento. En ocasiones no entenderemos con mucha facilidad un concepto o cómo ejecutar una acción, es ahí donde se demuestra que la escuela sirve para dar bases y aspectos teóricos que no se aprenden tan fácil de forma experimental.
Y ese es un caso que personalmente me tocó vivir, pero esta historia te la dejo para después…
Tú decides tus límites
Nadie te obligará a que estudies X carrera o trabajes en Z lado. Afortunadamente ya pasamos esa época en la que se obligaba a los hijos a estudiar algo en particular sólo porque el papá o el abuelo se dedicaron a eso mismo; ahora tenemos más libertad para desenvolvernos en lo que nos gusta en lugar de heredar vacantes de nuestros padres que ni cerca era nos atraía, aunque era algo “seguro”.
¿No tienes chamba de tu profesión? Sal del molde probando en otras áreas en las que seas competente. No te pases de listo queriendo hacer pasteles cuando ni un huevo te queda bien.
Si consideras que sólo quieres desempeñarte en tu profesión, adelante, sigue trabajando duro; no obstante podrías estarte cerrando la puerta a una mejor calidad de vida.
Que la fuerza te acompañe en tus proyectos mi joven padawan.