Los avances neurológicos han facilitado la comprensión del cerebro, más allá de sus funciones anatómicas, interesándose profundamente en el conocimiento y entendimiento del órgano que finalmente permite al ser, hacerse humano; en tal virtud, las neurociencias han logrado que durante las últimas décadas la visión que se tenía sobre el cerebro sea más profunda y comprendida, lo cual la ha convertido en una ciencia transversal a las disciplinas que tiene al ser humano como foco de sus estudios.
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Así el marketing, el cual se hace para persuadir al ser humano, también ha sido seducido por las neurociencias, arrojando como consecuencia: el neuromarketing; tendencia, que mal entendida puede hacer que las empresas pierdan sus inversiones en aras de la investigación.
En tanto, el neuromarketing no es una tendencia aislada y exclusivamente biológica, es importante visualizarlo como una rama del marketing que integra las ciencias sociales, con las científicas y las pone al servicio de éste, buscando más que garantizar la venta de un producto, facilitar el conocimiento del consumidor.
Lo cual permite que el direccionamiento estratégico sea más acertado, con un mayor nivel de eficacia, pero no hay garantía absoluta de que un conocimiento básico del consumidor conlleve a que este compre de forma inmediata. Y justo ahí es donde radica el error, el concepto neuromarketing se convirtió en el salvador de los gerentes de mercadeo, todos quieren generar grandes inversiones, porque es la bola de cristal que le faltaba al marketing.
Pero esto no es cierto, el cerebro humano es enigmático, aún se discuten sus capacidades, las neuronas son infinitas, quiere decir que cuando se reduce el neuromarketing a los resultados que brinda una máquina, cualquiera que sea y bajo el método que sea, llámese resonancia etc. No hay una certeza en descubrir los motivantes del ser humano; es sólo una visión de las zonas cerebrales que se activan con los estímulos, pero no se puede medir la intensidad de la emocionalidad que estos generan.
Y aquí, es cuando el concepto de neuromarketing pierde toda validez, no se puede prometer la comprensión total de las decisiones o los sentimientos humanos; ni la misma neurociencia, ni la psicología, han logrado hacerlo; pero no quiere decir que el neuromarketing no sirva.
Es necesario comprenderlo mejor, para aportar verdaderamente a los objetivos corporativos, unir el marketing con la ciencia, funciona, pero hay que saberlo hacer, y para ello se debe tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Nadie aún puede comprender las funciones y capacidades cerebrales en su totalidad.
- Se requiere comprender al ser humano en un contexto social y cultural, lo cual no se hace a través de la ciencia.
- El neuromarketing facilita el entendimiento acerca del impacto que los estímulos generados por una marca están teniendo positivamente o no, en el cerebro del consumidor.
- No se debe resolver todo observando al cerebro del consumidor, haz uso del tuyo para comprender el relacionamiento social, los estímulos externos, que facilitan la conexión de la marca con el consumidor.
- La ciencia también necesita de filosofía, psicología, comunicación, antropología e historia para ser más acertada.