El neuromarketing aplicado a investigaciones de mercado permite conocer las verdaderas motivaciones de las personas al momento de realizar una compra.
Las dinámicas para comprender los estímulos que llevan a una determinada persona a tomar una decisión de compra han ayudado a diversas marcas a vender de una forma más eficiente sus productos o servicios.
Los estímulos son clave para generar el comportamiento esperado. Sin embargo, uno de los factores clave en ejecución de la neuromarketing es la creatividad. Este factor lo podemos tangibilizar en elementos como textos, imágenes, fotografías, e incluso, empaques de productos. Se trata de aspectos generan estímulos una respuesta en el cliente.
Siendo más profundos, son estímulos que generan liberación de hormonas y que llevan a una persona a procesar información de una manera única.
Respecto a la implementación de esta disciplina en marketing, Daryl Weber en su libro How neuroscience can help marketers build memorable brands, señala que todas las personas tienen poco control sobre su inconsciente. Es un indicador de que gran parte de nuestras decisiones –incluso, aquellas que están ligadas a compras– no son totalmente racionales. De tal manera que los elementos, que anteriormente se señalaron, influyen en mayor o menor medida sobre el pensamiento de una persona. Esto lleva a generar actitudes hacia una marca.
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No obstante, también apunta que una de las claves para generar estos impulsos es centrarse en las imágenes, ya que una de las principales capacidades de procesamiento de información del cerebro se centra en los elementos visuales.
Por tanto, si se pretende impactar al consumidor en el piso de venta con la implementación neuromarketing, es importante apelar a los instintos de nuestro cerebro, es decir, que los elementos de comunicación que se coloquen en el punto de venta generen a través de los elementos visuales, emociones que motiven al consumidor a tomar una decisión de compra de manera sutil.
Cada detalle en el color, el tamaño de material de comunicación y los aspectos visuales que se muestran, deben apoyar el mensaje de compra. Pero hay que entender que los mensajes, más allá de un tono de venta, deben lograr reforzar emociones, con la final de generar los estímulos adecuados que lleven al consumidor a tomar un producto del anaquel y, posteriormente, salir de la tienda con este.