El marketing no puede funcionar por sí sólo, sino que requiere una gran variedad de ciencias y disciplinas auxiliares, en las cuales se apoya para generar algunos de sus conocimientos más trascendentes y para hacer campañas y estrategias de alto impacto. Entre las áreas de conocimiento que utiliza se encuentran las neurociencias. De la interfaz entre la mercadotecnia y ellas se genera el neuromarketing, uno de los campos que cada vez tiene un mayor auge por las aplicaciones que tiene.
Aunque se suele hablar de neuromarketing como un campo uniforme, lo cierto es que está compuesto por al menos tres aras distintas, a saber, el visual, el auditivo y el kinestésico, cada uno de los cuales está basado en los sentidos con los que normalmente cuenta una persona y a través de los cuales se comunicará la firma para conducir la decisión de compra.
Como su nombre lo dice, el neuromarketing visual es aquel que busca entablar una comunicación de marca a través de componentes visuales, como imágenes o secuencias de video. Es bien sabido que en la actualidad lo que se percibe por medio de la vista ha adquirido una gran relevancia, de tal modo que hay quienes pasados de ser homo sapiens a ser homo videns (humano que ve).
Caso similar, pero por medio del sonido, es el del neuromarketing auditivo, el cual busca transmitir un mensaje de marcas a través de melodías o de audios.
Finalmente se encuentra el neuromarketing kinestésico, en el cual engloban no sólo las sensaciones que se consiguen por medio del tacto (como la etimología de la palabra lo sugiere), sino también por medio de gusto o el olfato, considerado uno de los sentidos más importantes, puesto que los estímulos que pasan a través de él llegan directo al cerebro y a la memoria.