Hoy estamos conectados a nuestros periféricos, teléfonos, computadoras y pantallas desde que amanecemos, cuando vamos al baño y hasta que nos dormimos. Nunca nos separamos de nuestras pantallas. En ningún momento del día productivo ¿Qué está pasando? Nada grave, es parte de le evolución del siglo 21. Nos estamos pagando más a nuestras herramientas de entretenimiento, vinculación de emociones, y trabajo. Es el Yo digital que es cuando nuestro yo y los demás yo, el súper yo y el ello se mezclan en un solo campo que el medio digital. Todo mezclado como en un licuado. Entonces se crea una especia de realidad de realidades que nos pierde en entorno que es irreal y real al mismo tiempo. Una realidad de realidades o una realidad de irrealidades al mismo tiempo. Es una paradoja. Estamos conectados pero desconectados el mismo tiempo y esto no es un grito de un romántico analógico, es una observación de nuestro entono próximo y nuestra evolución como neo humanos. Con nuevas emociones que son en parte digitales y cada vez menos analógicas.
¿Dónde quedaron los sentidos primitivos? ¿La vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído? Algunos nos sirven para ver el yo digital y otros que no nos sirven se van apagando porque no los usamos. Órgano que no se usa, se atrofia. Es por eso que urge que nos desconectemos para conectarnos con nuestros sentidos primitivos para conectarnos y vincularnos con los otros y luego con nosotros mismo. Ojo, para conectarnos con nosotros mismos, en realidad, nos tenemos que conectar primero con el otro. Si no, nos aislamos. Mujer o hombre que se aísla, muere devorado por su depredador. Gran porcentaje de lo que somos todavía es bárbaros y animales. Es una explosión lo que tenemos en nuestras manos, en nuestro teléfono, frente a ti, estamos un simio o casi un simio con un teléfono digital con inteligencia artificial que no sabemos controlar nuestras emociones. Esto es una bomba de tiempo y por esto pasa lo que pasa, esto provoca cosas maravillosas, pero también problemas de salud mental con retos muy importantes.
¿Por qué no desconectarnos un poco para conectarnos? Vale la pena probarlo. Para ver qué pasa, hace poco experimenté un espectáculo se sensorama que te permite desconectarte para escuchar una historia relevante y romántica entre un abuelo y un niño que viajan con su imaginación mientras tú como audiencia los acompañas con tus sentidos, a capella, con tus sentidos primitivos, con tu nariz, tu boca y tu garganta. Me encanta hablar con Andrea Ornelas, es actriz, dramaturga y creadora de contenido que se inventó este sensorama y con ella hablo en esta video columna de hacia dónde va con este tipo de ideas que son disruptivas desde atrás hacia el futuro que nos obligan a desconectarnos para conectarnos con los otros. A vincularnos para conocernos mejor a la antigua, a lo animal para ver cómo es el mundo aprendiendo cómo antes era. Corre video columna aquí:
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