En el ir y venir de la vida actual en donde las obligaciones diarias suelen acaparar toda nuestra atención, es fácil olvidar la importancia de conectarnos con la naturaleza y de pasar tiempo al aire libre. Sin embargo, la evidencia acumulada a lo largo de los años demuestra que pasar algunos periodos en la naturaleza es ciertamente muy beneficioso para nuestra salud mental. En un momento en el que el estrés y la ansiedad son tan comunes, el contacto con el mundo natural puede ser un bálsamo para el alma.
Hace apenas unos días fue el Día Mundial de la Salud Mental, el cual tiene como objetivo concientizar a la sociedad acerca de los problemas de salud mental en todo el mundo. Por ello, debemos romper con los estigmas que rodean a los diversos trastornos que, a menudo se perciben como debilidades personales en lugar de desafíos médicos legítimos.
No olvidemos que la salud mental es un derecho básico para todos. Sin importar quiénes sean o dónde se encuentren las personas, todos tenemos derecho a gozar del grado más alto de salud mental. Como sociedad debemos tomar las cosas en serio y dejar de ver a las enfermedades mentales como cosas sin importancia. Por el contrario, debemos fomentar un ambiente en el que nos podamos sentir seguros al buscar ayuda y hablar sobre el tema.
La OMS ha trabajado y continúa fomentando acciones para que la salud mental sea valorada, se promueva y se proteja, con la intención de que todas las personas puedan hacer valer sus derechos humanos y accedan a una atención de salud mental de calidad.
La vida moderna nos ha alejado gradualmente de los entornos naturales. Muchos de nosotros pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en interiores, frente a pantallas, en ambientes urbanos y sometidos a altos niveles de estrés. Esta desconexión con el mundo natural tiene un impacto negativo en nuestra salud mental. La falta de exposición a la luz solar, el aire fresco puede contribuir a la depresión, la ansiedad y otros problemas similares.
Por ello, es un buen momento para reflexionar y retomar este tipo de jornadas al aire libre, como caminar, hacer senderismo, andar en bicicleta, acampar o simplemente pasear en un parque, ya que todo esto puede mejorar nuestro bienestar.
Desde la reducción del estrés hasta la mejora del estado de ánimo podemos encontrar en estas acciones, pasando incluso por el aumento de la creatividad ya que la naturaleza suele estimularla. Las mentes agotadas por la rutina diaria a menudo se encuentran inspiradas en la belleza y la tranquilidad del campo, incluso mejora la concentración ya que que ciertas actividades, por ejemplo, el senderismo, a menudo implica desafíos físicos y mentales que pueden ayudarnos a desarrollar resiliencia y autoconfianza.
En resumen, no subestimemos el poder terapéutico de la naturaleza. Invertir tiempo en actividades al aire libre no solo beneficia nuestra salud mental, sino que también nos reconecta con el mundo que a menudo olvidamos. La próxima vez que te sientas abrumado o estresado, considera dar un paso afuera y experimenta por ti mismo los beneficios que la naturaleza puede ofrecer. Tu salud mental te lo agradecerá.
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