En una columna pasada mencioné esta tendencia como la posibilidad de reencontrarnos como sociedad y poner de nuevo al ser humano al centro de la mercadotecnia. En plena Fase 2 del Covid-19, las redes sociales ofrecen tres muestras de que la democratización tecnológica ha desnudado a la mercadotecnia tradicional:
1. Joaquín López Dóriga, a quien se le han demostrado en tres semanas por lo menos tres fake news, fue increpado en una transmisión por un usuario que lo llamó corrupto y mentiroso. No juzgo ni critico al interfecto, me refiero a este evento sólo como muestra del alcance digital y la normalización de la participación ciudadana en asuntos públicos mediáticos.
2. Por primera vez en la historia de los medios en México una televisora, TVAzteca, recibió un “Apercibimiento” por parte de Gobernación por el comentario de Javier Alatorre a desobedecer a Hugo López-Gatell, Subsecretario de Previsión y Promoción de la Salud de la Secretaría correspondiente, quien también era responsable o vocero gubernamental en lo referente al Covid-19. En Twitter, la respuesta fue de más de 350 mil menciones del tema en contra del conductor de noticias, además de una solicitud en Change.org para que se le castigue duramente; ¿alguien había visto algo parecido en los recientes años?
3. La creatividad de la sociedad ha sido impresionante durante la cuarentena. Hemos sido testigos de videos en Tik-Tok, Instagram, Twitter y Facebook en los que se pone en evidencia el día con día de un ser humano, desde el ritual de un desayuno hasta la burla frente a la pandemia. Ojo: Lo interesante para la mercadotecnia no es la plataforma tecnológica ni la tecnología misma: Es la gente y sus manifestaciones.
Para los mercadólogos que aún se truenan los dedos porque no entienden qué está pasando en el mercado (léase “no consiguen clientes o ventas”), les dejo una fórmula ridículamente obvia:
Persona = Consumidor = Experiencia = Conocimiento = Ventas.
El ser humano al principio.
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