Estuve bloqueado, lo confieso y cínicamente lo comparto, lo hago desde la responsabilidad y travesura que existe al emplear los espacios de los medios para dar nortes y opiniones sobre el ejercicio diario de nuestra actividad.
Dice Rosa García, una ejecutiva de alto nivel en Microsoft: “los empresarios y managers nos creemos infalibles, caminamos por la empresa sintiéndonos perfectos”. La parafraseo pues en cierta medida me está cayendo el veinte de perdonarme ciertas cosas, de dejar ir a ciertos proyectos, de darme la oportunidad de equivocarme sin sentir culpa.
En el mundo de los negocios nos advierten supuestos o modelos a seguir que se basan en ser inmortales, líderes tipo tiburón y en la actualidad, celebridades. Está claro que siendo mercadólogos mucho tenemos que hacer con nuestra proyección, pues es parte del alcance que logramos para nuestros clientes, ellos nos miden por la agencia, por sus resultados y por nuestra persona.
Una vez escuché a un abogado decir “Yo nunca he perdido ningún juicio, tal vez mis clientes si, pero yo sigo muy cuerdo”. Entre la mofa de que los éxitos los hacemos propios, los cacareemos, mientras los fracasos los enfilamos directamente hacia los clientes, es importante decir que hay campañas y proyectos que están perdidos desde que los vemos por primera vez, el tema es que nos creemos de esa elite de MERCAS de letras capitales y consideramos que con nuestra gracia y talento, levantaremos de ultratumba dichos negocios.
He visto foros en donde todos los MERCAS hablan de la misma campaña, a veces no logro comprender quién la hizo en realidad, al parecer si llevas el café en una campaña estás autorizado para decir que es tuya. Nos cuesta tanto ser mercas de letras en minúscula que por el ego, terminamos siendo expuestos.
Esta vez no tengo un tema en particular, es más bien una reflexión, surgió porque semana a semana escribo, a veces me leen, en otras ocasiones Netflix gana. El asunto es que nos exigimos tanto, que entregamos cosas por el simple hecho de cumplir que terminamos agotando la pasión por hacer check en nuestro rally personal de buenos MERCAS.
Hace meses me invitaron a dictar una charla en un importante foro. Además de escribir, amo hablar, si fuera un deporte, sin duda competiría por el oro. Así que cuando hay la posibilidad de ser MERCA de letra grande, digo SI sin pensarlo. Después de ponerme de acuerdo en tema, fechas y demás detalles, me sentí un Lobo de Wall Street, luego de unas semanas, me comentan que no hay forma de pagar mis viáticos para poder ir, pero que el espacio sigue abierto.
El cuento anterior es para compartirles que desde la óptica del MERCA, estaría dispuesto a pagar para que me escuchen hablar, desde la del merca, el que piensa que el ganar-ganar es una forma de vida más razonable, el panorama es muy distinto.
Decidí que si hay condiciones voy, si no, es momento de dejar de hacer el caldo gordo para que quedemos al final tan flacos, en muchas ocasiones, por el ánimo de ir por la vida con mayúsculas, terminamos sin poner los puntos. Si bien es cierto que se negocia desde el mínimo que merecemos, la verdad es que hay momentos en los que es necesario perder, dejar ir, hacer que sean los años los que nos den el tamaño, la presencia y la potestad.