Es muy triste ver cómo las marcas, los mercadólogos, los publicistas y los medios nos quedamos fuera de lugar cuando suceden convenciones o conversaciones frescas, espontáneas y fugaces de la autoría y autenticidad de la gente.
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Ante el grito en los estadios de los aficionados de la selección mexicana cuando despeja el portero rival, EEEEEE… y lo que le sigue que para algunos es un insulto y para otros es una catarsis.
Todos tenemos miedo de tener una postura y nos cuidamos de ser homofóbicos o de ser asalariados de la FIFA, todo esto, mientras perdemos tiempo valioso de vinculación con los clientes, momentos para entrar a su estilo de vida, ¡qué importa estar de un lado o del otro! Lo realmente valioso es usar esta conversación espontánea como un punto de entrada para nuestros mensajes. No entrar en un debate moral o de doble discurso.
Este tipo de sucesos son oportunidades para entrar a la mente del cliente y anotar un insight. Está en nosotros estar o no en la mente del cliente, en lugar de hacer estrategias utópicas e inalcanzables que no tocan de ninguna forma a la gente.
