Y es ahí donde no puede presentarse confusión, porque en el marketing ésta implícito el relacionamiento como una manera de acercarse al consumidor para un beneficio mutuo, en tanto no se puede hacer énfasis en una estrategia de marketing relacional porque se redunda sobre la obviedad y se puede caer fácilmente en un error a la hora de establecer procesos de planificación en marketing.
En tanto, si el objetivo del mercadeo es generar relaciones de mutuo beneficio, no puede ser posible que se dé un desconocimiento del consumidor, como un punto clave de dicho relacionamiento.
Y más allá de un llamado de atención de carácter discursivo, es un llamado de atención para que en el accionar práctico dicho desajuste no se presente en pro de la ineficacia que produce su incomprensión.
En la medida en que se hace cada vez más común, entre los profesionales la realización de separaciones conceptuales, en un campo tan híbrido donde no caben más ambigüedades de conceptos y lo que se requiere es una estructuración de criterios que propicien escenarios más amigables, llamados a facilitar la concentración en el consumidor desde la investigación misma y no desde el ego de las marcas y quienes las presiden.