Tanto en la serie de artículos de Marketing político y BTL rumbo al 2018 como en los de Retórica y Publicidad BTL hemos tenido la oportunidad de platicar sobre la importancia de conocer al público meta al cual se dirige una campaña, ya que esto nos permite tener muy claro el tono de comunicación, además de que nos ayudará a definir las acciones estratégicas. En el caso de la mercadotecnia política, en lugar de tener distintos clientes, hay diversos tipos de votantes, los cuales habrá que definir y ubicar, ya que cada uno requerirá de actividades específicas que se desarrollarán en la campaña electoral.
En distintos sitios web mencionan diversos tipos de votantes, los cuales no están muy justificados ni presentan la seriedad necesaria. Las tipologías que existen varían mucho y los criterios de división también son muy distintos, algunas de las más serias las encontramos en medios como Vizion 360, El Heraldo y Razón y Palabra; sin embargo, debido a la seriedad de sus fuentes, en esta última página es donde encontramos la taxonomía electoral más seria y concisa.
Los académicos Andrés Zepeda y Delia Amparo explican en su artículo “¿Qué mueve al los votantes? Un análisis de las razones y sinrazones del comportamiento político del elector”, de la revista Razón y Palabra, que hay cuatro tipos de votantes: duros, blandos, opositor e indeciso.
El votante duro es aquel que es fiel a un partido político y a sus ideales. Sufragará por éste independientemente del candidato que se postule. Habrá que realizar estrategias electorales para mantener su decisión de votos.
El votante blando es aquel que, si bien se identifica y guarda cierto grado de fidelidad hacia un partido, es capaz de evaluar las circunstancias, los candidatos y las propuestas que tienen otras organizaciones. Bien pueden no sufragar o emitir su voto por otro candidato. Habrá que generar estrategias para asegurar que su elección se inclinará para el candidato con el que se trabaja.
El votante opositor es aquel que no compatibiliza con un determinado partido y muestra su completo rechazo hacia él. Los académicos autores del texto explican que será preferente no considerarlo dentro de la estrategia política, por lo que será conveniente no destinar recursos o tiempo. Sin embargo, en los planes de crisis de la campaña política, sí debemos tomarlos en cuenta.
Finalmente está el votante indeciso el cual se puede definir como aquel que guarda poca o ninguna lealtad hacia un partido y que tampoco se encuentra muy informado sobre el panorama político. Puede votar por cualquier partido o no hacerlo. Habrá que destinar los mayores esfuerzos en las estrategias electorales para inclinar la conversión de este tipo de electorado.