Ciudad de México.- No, no se trata de vestirse guerrilleros para salir a anunciar tu producto, tampoco tendrás que irte pecho en tierra para llamar la atención. El marketing de guerrilla (también conocido como marketing ambiental, marketing radical o extreme marketing) es un término que inventó Jay Conrad Levinson en 1984 en un libro que lleva precisamente ese nombre.
Más notas de Marketing de guerrilla:
Conozcan la publicidad troyana: cómo hacer que la competencia publicite nuestra marca
Personal Branding: la importancia de ser bella
Celebra Oreo 100 años con el Billboard más grande del mundo
En dicha publicación Levinson dice que este tipo de estrategia:
- Esta diseñada para empresas pequeñas
- Con bajo presupuesto
- Debe estar enfocado en la psicología humana, en la experiencia y no tanto en las características técnicas del producto.
De acuerdo al sitio Marketing XXI, el marketing de guerrilla es un conjunto de estrategias y herramientas de Marketing a través de medios poco convencionales cuya clave es no parecer realmente publicidad. Su principal objetivo es dejar en el público una experiencia de intriga, sorpresa y confusión, la cual termina generando una sonrisa o un buen recuerdo del producto y la marca, esto a través de la capacidad de sorprender.
Por razones obvias, su costo es mucho menor al de las técnicas tradicionales de publicidad (ATL) y proporciona un alto rendimiento gracias a que se utiliza el entorno para comunicar el mensaje.
El sitio ehowenespañol cita un ejemplo de marketing de guerrilla: “sería si un restaurante especializado en salchichas tiene un gran número de voluntarios vestidos con trajes del producto con el logotipo de la empresa que convergen en una fiesta pública para llevar a cabo aleatoriamente números de canto y baile durante todo el día”.
Pero si bien ya hemos citado las bondades del marketing de guerrilla, lo cierto es que también puede traer ciertas desventajas, sobre todo si no se tienen los pertinentes cuidados.
Y es que si un evento promocional no logra atraer la atención o no genera ningún tipo de conversación o reacción en el público meta, la campaña no logrará su objetivo, que entre otros es generar o aumentar la conciencia de marca. Por otro lado, si no se elaboró el mensaje correctamente o no se estudió al público meta, la campaña dejará en el público una imagen negativa y los resultados podrían ser terribles para quien contrato los servicios.
A continuación una imagen publicada por el sitio Design superstars acerca de esta opción de mercadotecnia.