Bien sabemos que el contenido es la esencia de toda comunicación y lo demás sólo es útil para difundirlo. A final de cuentas, de nada serviría la tecnología, el conocimiento, las redes sociales, el software, la producción de videos y las estrategias, sin contenidos que comunicar. Pero, lo que sí importa y mucho, es el cómo comunicamos la información, ya que paradójicamente, el cómo define al qué.
El ejemplo más claro de la importancia del “cómo” está en los textos que escribimos quienes nos dedicamos a la comunicación. Primero porque los textos están en todo, desde el guion de una película, un spot de radio o televisión, hasta anuncios digitales, impresos y todas las publicaciones en rede sociales. Segundo, porque la correcta redacción de las ideas que pretendemos comunicar es fundamental para darle el significado deseado a nuestra comunicación.
Una muestra clarísima es aquel texto sobre la importancia del hombre o la mujer que se le atribuye a Julio Cortázar, y muestra la importancia de una coma (,) en una oración, ya que dependiendo de su ubicación, cambia totalmente el sentido del texto. Es decir, el “cómo” modifica radicalmente al “qué”.
Ese cambio de significado en una frase, puede hacer la diferencia en nuestros contenidos en redes sociales, spots, anuncios digitales, mensajes impresos y comunicados de prensa.
Pero el significado del “qué” no sólo se define por la redacción y ortografía de un mensaje, también existen 3 factores determinantes para el buen entendimiento de un mensaje:
- Timing. Un mensaje puede tener mayor o menor fuerza de acuerdo al momento en el que es comunicado. Pero también influye el entorno del instante en el que se difunde y la oportunidad que tenga. Va más allá, podrá resultar ofensivo o acertado, dependiendo del tiempo en el que se difunda. Muchos mensajes que antes pudieron parecer inofensivos, ahora resultan provocativos y viceversa.
- Coherencia. Se refiere a la congruencia que debe existir entre dos o más ideas en un mismo mensaje. En un texto que se comunica, no deben haber dos ideas que se contrapongan o que, aun cuando por separado sean claras, juntas puedan causar confusión o incluso no comunicar un mensaje concreto.
- Las delgadas líneas rojas. Existen ciertos temas que son muy delicados para la comunicación comercial o propagandística, y deben ser respetados. Las religiones, las preferencias sexuales y otros temas de carácter personal, deberán quedarse en ese ámbito, el personal. De otra manera, podríamos correr el riesgo de ofender a ciertos sectores, aun cuando no sea nuestra intensión por falta de conocimiento.
