Gerentes de marca, directores de marketing, estudiantes de mercadotecnia y consumidores consideramos que el cliente siempre es primero y debe ser atendido sin demora.
Esto es cierto y necesario, en parte; y digo en parte porque sin la compra del shopper las ventas simplemente no serían posibles, al igual que los ingresos, pago de sueldos a empleados, nula inversión a estrategias de marketing, poca rotación de producto, cierre de tiendas y demás escenarios adversos.
De ahí que cuidar, atender a tiempo al target y hacerlo protagonista de cada decisión es crucial para elevar las posibilidades de que ese cliente elija cierta marca y productos, compre de manera frecuente y llegue a ser leal.
¿De verdad el cliente está antes que nadie?
Expertos en marketing, directores de agencias, el propio consumidor y la misma publicidad lo dicen y reafirman: el cliente siempre es primero, y tienen razón.
El cliente, su estilo de vida, hábitos de consumo y contenido que busca son tres factores que influyen determinantemente en las acciones BTL de cada marca, en el trabajo de creativos en agencias y en las estadísticas que demuestran los cambios del consumidor y en qué proporciones se presentan.
Pero no hay que olvidar que todo esto se hace sí con ayuda de tecnología, pero debe haber una persona detrás que transforme una idea en una realidad, y si los responsables de ello no se sienten reconocidos, apreciados o cree que su trabajo pasa a un segundo plano, los resultados pueden ser adversos.
Según nuestro estudio de Sueldos y Salarios en BTL más reciente, faltas de respeto por parte de compañeros de trabajo y jefes, así como la poca o nula oportunidad para crecer profesionalmente son dos razones de peso para renunciar a una agencia BTL. Si esto se lleva a un terreno laboral generalizado, seguramente la diferencia no sea mucha.
¿Qué se quiere decir con esto?, que antes de velar por los intereses de tus clientes, cada marca y agencia BTL, como cualquier otra empresa, debe procurar a sus colaboradores, mostrar interés en su crecimiento, lo cual repercute directamente en su desempeño, vida profesional y personal.
Si se tiene talento humano reconocido, respaldado y con la oportunidad de aportar a la empresa, su trabajo se verá reflejado con el cliente, es decir, se tornará un círculo virtuoso.
Por ello, atender las necesidades del empleado es tan importante como satisfacer la de los clientes.