Estas últimas generaciones han tratado de ser descritas ‘en tiempo real’ con las complicaciones que esto implica, es por ello que más que inventar alguna letra o mezclar algunas de las que ya existen, la intensión de esta colaboración es describir un patrón generacional que esconde conductas, perfiles psicológicos y por tanto hábitos de consumo.
Si bien es cierto que de los ochentas en adelante, las personas se muestran más activas, escolarizadas y conscientes, la otra realidad es que muchos demonios están liberados, pues mientras que sucede la moda de los emprendedores, también es una tendencia vivir a edades muy adultas del mecenazgo de los padres. En paralelo que se vive el desarrollo tecnológico, hay personas con analfabetismo cibernético para poner en marcha una lavadora.
En medio de la ola de activismo y organizaciones civiles que se construyen para empoderar a los sectores vulnerables de la sociedad, existen padres que no dejan que sus hijos tomen decisiones a los 40 (por muy irrisorio que esto parezca). Muchas de las aceleradoras y StartUps deberían incluir dentro de su preguntas, las veces que los padres han financiado las ideas sin ver de regreso alguna parte de lo invertido.
Estás últimas generaciones se expresan de manera muy libre en temas sexuales, pero de manera muy rabona en temas de compromisos de pareja. Pues mientras desean una vida sexual al tope, lo hacen en casa de los padres, casi exigiendo un adelanto del domingo para los condones, pidiendo espacios confortables y con servicios incluidos (cable, internet, teléfono…), solamente falta que pidan room services y un habano, posterior al acto.
En medio del boom de las redes sociales, la paradoja radica en la cada vez más compleja forma en la que las parejas se cortejan. Tal vez por el fenómeno de que los padres han decidido casarse con sus hijos, aceptarlos en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, han dado un sí eterno, hasta que la muerte los separe, sin importar que tal acto amoroso, sea el campo fértil para cada vez mas “jóvenes-adultos” eviten relaciones formales.
Para entender la generación es precioso subrayar que es la que se ha dedicado a fabricar padres que trabajan desde la culpa, la gratificación, la cercanía sin autoridad o límites. Los padres que decidieron casarse con sus hijos nacieron con muchas carencias y han sucumbido ante el nuevo modelos de familia extendida. Cosa que no veo mala, para que no se confunda, sino que trato de explicarle que ahora las compras tienen viajes diferentes, los usos han cambiado y la manera de concebir la vida es totalmente diferente.
Por ejemplo en la compra de un auto, para ese pequeño de 38 que necesita ir a su trabajo freelance, el auto es para el joven, pero el dinero de los padres, la decisión de los amigos o ‘quedante’ y termina siendo un uber para no sentir que pide para sus gustos culposos. En la misma casa sucede que ahora cuando se cambia la decoración, esa decisión que era de la pareja, se traslada al nuevo esposo(a), por lo que en la actualidad no se mueve un alfiler si estos flamantes ‘maridhijos’ no lo aprueban o validan aunque su única aportación semestral sea un vale de despensa que les dan en su reciente trabajo Godínez.
Según indicadores, estas generaciones son las que más viajan, compran, se cirujean y se untan cuanta cosa pueden. El dato es muy sencillo, siempre tienen el colchón del respaldo paterno, pero ahora en esa versión abnegada de esposos que por tal de no verlos sufrir, hacen todo para mantenerlos (literal), no importan las veces que fracasen, los matrimonios y bodas que se tengan que pagar, los seguros y autos que se tengan que arreglar, los posgrados y consolas que se tengan que comprar.
