Hay una especie que suele ser incomprendida, les dicen mustios o friega-quedito, su naturaleza es la de tirar la piedra y esconder la mano, son eficientes con su lengua y por supuesto muy analíticos, por tanto son excelentes para estrategia y desarrollo de campañas.
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Por muchos años he sobrevivido siendo uno de esta tribu, aceptarlo es como salir en medios comentado que se es miembro de Alcohólicos Anónimos, por lo que le pido discreción, no quiero que los niveles de acción bajen cuando las personas se mantengan a la defensiva después de que usted les pase el dato.
Precisamente, el de “boca en boca” es uno de los instrumentos principales para el mosca-muerta, lo utiliza de diferentes formas, una de las principales es como anzuelo, le cuenta una historia y deja ver si usted le interesa el morbo para entonces activar otra herramienta. Una segunda opción es cuando riega el comunicado para que los demás actúen, es como dar indicaciones a control remoto. Ahí tiene la primer lección, aprender a usar el rumor, a su favor, en contra de alguien o como poder neutralizador.
La lección número dos es la de cachetear con guante blanco, quiero confesarle que es de las que más disfruto, es como ser un “jijo de la mañana” pero con modales, con ello le dejas en claro a los demás que tu eres un pan de dios y que para mantener el prestigio no se necesita de estrujones y jalones de cabello, cuando se tiene verdaderamente algo en el coco y, entonces una frase o discurso amable puede acabar con el enemigo.
Semanas atrás, una persona estuvo hablando pestes de mi socio, cogí el teléfono y le agradecí por el tiempo y el respaldo que le había prestado a mi colega en los últimos días. Solamente de imaginarme el rostro y de escuchar su voz quebrándose, me quedó claro que algunas personas tienen mucho valor sólo bajo ciertos escenarios, mi objetivo era paralizar aquella empresa escandalosa que habían construido por medio del chisme, por tanto la llamada fue para decirle bajita la mano “síguele y no te la acabas”.
Un friega quedito analiza los escenarios y ataca cuando menos se lo esperan, así que la sorpresa es uno de los factores claves, pues cuando nos volvemos impredecibles ganamos tiempo y terreno. Lo anterior fue su tercer enseñanza.
La cuarta es regalar “una cucharada del propio chocolate”, ese postulado es un básico para los mustios, pues entre el rencor y la venganza, lo principal es no perder la compostura, así que cuando no sepa por donde regresar el golpe, lo que he descubierto es que una cucharada es muy recomendable, es decir, cuando le contestas a las personas bajo el mismo modo, las desequilibras. Cuando eso sucede algunos dirán: “ay ya sacó las uñas”, porque claro, resulta que aquellos que madrean, se sorprenden cuando les contestas, en su cabecita inocente existen un mundo en donde las personas insultan y de regreso obtienen puntos electrónicos en un monedero departamental.
Póngase buzo, aplique según el grado que su fortaleza intelectual le permita, recuerde que los acertijos mentales no se resuelven de la noche a la mañana, así que vaya lento, pero seguro.
