Dios no existe. Así lo dijo Salvador Dalí y muchos lo han dicho mil veces más. Lo dicen todos los días. Lo decimos todos los días. Lo pensamos. El concepto y formato de Dios ha cambiado mucho. Ha evolucionado, se ha deteriorado, se ha devaluado y se está reconstruyendo. En el pasado la gente de a pie atribuíamos muchas cosas al poder y el amparo de Dios. Hoy dios existe de una forma diferente, está en el plano offline y en la dimensión online.
Muchas veces la vida y la existencia se resumen a una explicación de una línea de tiempo. Primero los dioses naturales y orgánicos, luego los dioses del Olimpo, la institución de la Iglesia con su líder de opinión, Cristo. Después la nueva era espiritual con acentos de Asia y Oriente. Hoy los dioses caídos son Paris Hilton, o Kevin Spacey, en segundo plano GOT -Game of Thrones-. Instagram será nuestro templo y Facebook una nueva religión masiva como la voz católica apostólica y romana y el mismísimo el Islam.
¿Quiénes serán los nuevos dioses hoy?
Los que nos influencian. Los que creemos superiores a nosotros. Los que nos den consuelo. Los que nos digan qué hacer y cómo hacerlo. Los que nos digan qué comprar y donde comprarlo. A los que imitamos a su imagen y semejanza. Ellos son los nuevos dioses. Los que nos sacan y sacuden de nuestra realidad. Los que nos hacen creer y dejar de creer. Los dioses son y serán de carne digital. En carne y espíritu. Hágase su voluntad hoy como quieran postearlo mañana.
Los influencers ejercerán su apostolado perfecto. Inmaculado. Impoluto. Pasaremos a dejar de creer en nosotros mismo para creer en lo que veamos en nuestro espejo móvil digital. Lo que veamos y entendamos en esa negra pantalla digital será nuestra ley universal. Seremos un Yo Digital en masa. Apuntaremos hacía la realidad de realidades. Seguiremos a dioses digitales y seremos al mismo tiempo dioses digitales de otros. El fin del mundo offline ha llegado. Será el Apocalipsis analógico.
Entonces las marcas mas fuertes, serán asociaciones y movimientos. Serán misioneros de contenido. Las marcas serán mensajeros comerciales que no se atreverán siquiera a amenazarnos con publicidad primitiva. Ser de una marca será una cuestión de ideología, como ser parte de un partido político. Ser o no ser contenido, aquí está la cuestión.
Que descansen en paz los románticos analógicos. Han muerto y seguirán muriendo poco a poco. Qué se mueran. Hay que morirnos juntos. Sin salir a respirar. Bienvenidos los que no se avergüencen de los cambios. Aquí están los neoconservadores. Ellos juzgaran a todas las generaciones. Dioses de dioses y contenido del contenido. Que se haga la luz.