Hace poco me tocó visitar un banco en Santa Fe, que tenía desplegado todo un sistema de interacción digital que incluso incluía el holograma de una chica que te hablaba. Hagan de cuenta que me sentí en una película futurista.
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La experiencia en general fue agradable y me dejó reflexionando sobre el fenómeno que ha llegado con internet y los sistemas operativos y al que yo llamo “androidismo”. Con este término me refiero a la tendencia de las tecnologías de la información por generar relaciones casi humanas con los usuarios. Ejemplos claros de este fenómeno son, en primer lugar Siri de Iphone y el buscador de Google. A Siri le puedes preguntar un buen de cosas e incluso le puedes mentar la madre y te dará una respuesta lógica o hasta cómica –se recomienda hacerlo con la supervisión de un adulto- y por el otro lado el buscador de Google basta con que escribas algunas palabras para que el sistema empiece a “adivinar” el concepto de lo que uno está buscando y al mismo tiempo te está corrigiendo la ortografía, lo que hace cada vez más fácil mi búsqueda, pareciera que me conoce y por lo tanto me consiente.
La tendencia “androidista” de estas empresas y muchas otras como el banco que acabo de visitar, sin duda tiene muchas ventajas y responde a la necesidad de las personas a tener servicios cada vez más efectivos, personalizados pero con un toque humano adecuado, porque dentro de esta categoría también caen las grabaciones de teléfono que con una voz agradable te dan 20 mil opciones, de las cuales ninguna es la que buscas, y donde a veces es casi imposible encontrar la opción “hablar con la operadora” quien de seguro te contestará 20 minutos después de escuchar una mezcla musical chafísima o mensajes publicitarios de la empresa, o peor aún, un mensaje que dice algo así como: “para nosotros su llamada es importante, por el momento todos nuestros operadores se encuentran ocupados, por favor no cuelgue”.
En este crecimiento a pasos agigantados de las tecnologías de la información destacan precisamente aquellas empresas que han encontrado la mezcla perfecta entre un trato humano y el uso de tecnologías, y a veces no es necesario la compra de softwares súper sofisticados basta con saber bien qué tecnologías pueden ayudar a la relación con el consumidor, darle un toque humano y de la marca y listo.