Las historias auténticas y no convencionales son las que trazan esa línea recta entre una marca y su target. Las que conectan. Las que roban a nuestro mercado objetivo unos segundos más y logran hacerse de un huequito en la memoria de la gente.
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¿Pero cómo lograr que una historia sea realmente poderosa y conecte realmente con nuestros receptores? Lo emocionante de este tema es que no hay fórmulas mágicas, ni manuales o teoría que garantice éxitos. Aunque, si hay algunos principios básicos, mandamientos indispensables para sobresalir entre la saturación de información y ser eficientes a la hora de hacer un buen “storytelling”.
- Sé oportuno. El tiempo en toda comunicación es un elemento esencial. Saber cuándo lanzar el mensaje y hacerlo en el momento preciso puede marcar una gran diferencia. Como sucede en nuestra comunicación cotidiana, hay períodos adecuados y con una reacción tardía, aunque el mensaje sea el correcto, se transforma en un error. No damos un pésame dos semanas después, tampoco una felicitación de cumpleaños ya pasados diez días. Tampoco buscamos tener una charla con alguien cuando está en sus cinco minutos de ira, o bien, cuando está ocupado o alguien más le está hablando. Difícilmente nos pondrá la atención que requerimos. Lo mismo sucede con la comunicación comercial, si tienes una gran historia, comunícala cuando no haya una saturación de información, cuando tu target esté predispuesto a escuchar y para ello también es preciso emplear los medios adecuados.
- Entender que el medio también es el mensaje. No todos los medios son adecuados para todas las historias, algunos no tienen las características para contarlas adecuadamente, otros no están dirigidos al target que requerimos. Es preciso armar un plan de medios desde el momento mismo en el que armamos la historia. ¿cómo se dirá? ¿a quién la dirigiremos? ¿dónde? ¿alcance? ¿qué ventajas podemos exprimir del medio para nuestra historia?
- Crear la forma para exaltar el fondo. Artesanalmente. Pondré el ejemplo más claro que se me viene a la mente: recuerda aquella gente que quizá no contó un chiste tan bueno, pero la forma como lo narró hizo que rieras de principio a fin y captó tu atención desde un inicio. Esto es muy claro también en la literatura o en el cine, asimismo en los medios de comunicación impresos. Si el encabezado o título no te atrae, pasas de largo. Quizá tu historia no sea tan potente, pero si la forma te atrapa, ésta también se convierte en un gran fondo.
