Hablar de “amigos” en Facebook es hablar de una gama de conductas virtuales, por ejemplo nunca falta el que se la pasa enviando frases célebres para engalanar su perfil o el que postea su música favorita, deleitándonos con su repertorio musical, e incluso somos testigos de aquellos contactos que literalmente avisan cada cosa que hacen.
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Nuestros amigos en Facebook son una parte importante de nuestra vida digital y mucho tienen que ver con nuestra propia actividad en la red social, ya que sus notificaciones nos invaden a cada instante.
En este sentido, te has preguntado ¿quiénes son los amigos más odiados del Facebook? El portal PlayGroundmag presentó 13 clases de los más comunes:
1. Los compulsivos. Son aquellos que comparten todo y actualiza su estado a cada rato. Quiere que todo el mundo sepa dónde está, qué hace y con quién anda en todo momento y, para ello, utiliza todas las herramientas que tiene a su disposición: fotos, vídeos, FourSquare, mapas… Nada es suficiente.
2. Parejas empalagosas. Por alguna razón sienten la necesidad de exhibir su amor a ojos del mundo. Utilizan selfies en la cama, anécdotas domésticas, recuento constante de los meses que llevan, mensajes acaramelados y, esto es lo peor, bromas privadas que nadie entiende.
3. Observadores. Nunca dan señales de vida. No actualiza su estado, no postea fotos y no reparte “likes”. Pero en cualquier momento puede hacerte una referencia a cualquier cosa que hayas posteado en los últimos tres años. Lo que bien pensado resulta un tanto inquietante.
4. Stalkers. Es la variante del observador. Casi nunca postea, prefiere dedicar su tiempo a examinar exhaustivamente todo lo que hace su ex pareja o rastrear perfiles en búsqueda de futuros ligues. Su sección favorita, por supuesto, son los álbumes de fotos. Vigila porque todos tenemos uno entre nuestros contactos.
5. Influencers. Tiene miles de amigos dedicados a jalear cada uno de sus posts. Por muy chorras que sean sus actualizaciones de estado, siempre reciben centenares de likes y decenas de comentarios, la gran mayoría afines a sus ideas. Más que el perfil de una red social, su página parece una plaza de pueblo, donde la parroquia se reúne a discutir la jugada.
6. Haters. Supuran bilis. Sus posts solo tienen un misión: la destrucción. Los destinatarios de su odio son de lo más variados: la telebasura, los modernos, los canis, los villancicos… En definitiva, el mundo, en general, incluidos sus amigos en la red. Lo curioso que es que, en el fondo, lo único que busca son “likes”.
7. Crípticos. Nadie entiende lo que postea. Sus actualizaciones de estado suelen componerse de una mezcla de frases de canciones, palabras aleatorias y expresiones en inglés de gramática dudosa. Busca proyectar una imagen enigmática, pero no se da cuenta de que, si no estás en su cabeza, su manera de actuar resulta un tanto absurda.
8. Padres primerizos. Creen que su bebé es la cosa más maravillosa que ha pisada la Tierra y sienten la necesidad que los demás piensen igual. Para ello comparten una media de 15 fotos de su pequeño al día, enlaces con consejos sobre la paternidad y relatos sobre eso “tan gracioso” que acaba de hacer. A medida que crece el niño llega otro infierno: el “las primeras veces”. Hay una para todo.
9. Padres enrollados. Comentan todos los estados de sus hijos intentando imitar el lenguaje de sus amigos. Utilizan expresiones como “LOL” sin saber lo que significan y postean memes aunque no los acaben de pillar. Muchas veces a sus pobres hijos no les queda más remedio que bloquearlos.
10. Plañideros. Siempre que muere un personaje público tiene a punto un link, una cita o una imagen para demostrar lo mucho que sienten la pérdida. Da igual quién sea y que los personajes sean contradictorios entre sí. Lo importante es dejar constancia que te has enterado. Como si tus otros 230 amigos que lo han posteado no existieran.
11. Ostentosos. Es el rey de los check-ins. Eso sí, siempre que sean para demostrar que su vida es mejor que la tuya. Aparentemente, sus días transcurren entre restaurantes con estrella Michelin, aeropuertos exóticos y fiestas en hoteles. La mayoría de veces ni siquiera se digna a acompañarlo con un mensaje. No vaya a ser que pienses que está impresionado por algo. Para ellos, lo extraordinario es rutinario.
12. Fotógrafos. No, no hablamos de ese colega con vena artística que solo “habla” con sus fotos. Hablamos de esa clase de proto-paparazzis especialistas en etiquetarte en fotos que ni siquiera recuerdas que te hubiesen hecho.
13. Spammers. No les conoces de nada pero que te invitan a tres eventos por semana. Nunca has acudido a ninguno, pero ellos insisten una y otra vez. Existen variantes como el corporativista, que solo utiliza su perfil para compartir enlaces relacionados con la empresa en la que trabaja, o el “gamer”. Si, el que te ha mandado 452 invitaciones para jugar al Candy Crush. Sin duda, el blanco del odio en Facebook por excelencia.
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