Por: Erika Fonseca
Twitter: @erfonseca
email: erika.fonseca@greygroup.com.mx
Es muy común, mucho más de lo que se imaginan, las peticiones de logotipos en horas. El gran problema de todo el asunto y suponiendo que tengamos resueltos los básicos elementales (las máquinas, los diseñadores y sobre todo el tiempo), es el brief.
Ese documento inicial que debería de estar aprobado por todos los involucrados, estar creado de manera precisa y “aterrizar’ todos los conceptos que la empresa, producto o campaña necesita.
Lo importante de él, es que traduce en palabras las necesidades reales y objetivos del logotipo o campaña. Pero, generalmente nunca se hace un brief, sino es para una imagen corporativa.
¡Gran error! Aquí es donde los diseñadores tienen como misión especial, aprender a leer todos y cada uno de los mensajes que el cliente emite para poder intentar “leerle la mente”, adivinar qué es exactamente lo que le gustaría y finalmente entregarle algo que le guste, pero que además, comunique. Díficil, bueno casi imposible.
El problema principal es que los clientes creen que tenemos la obligación de decirles qué es exactamente lo que quieren, cuando en realidad, ni ellos lo tienen claro. Es algo así como querer disparar al aire intentando cazar algo, sin rumbo, sin dirección, ni puntería. Imposible.
Así que, todos estos años de trabajo y de experiencia, me han enseñado que nada en el diseño es un asunto de inspiración, todo es estrategia. Estrategia para crear, estrategia para comunicar, para identificar el estilo gráfico; ¿que cuál es la más importante? la estrategia para venderlo.
Un logotipo tiene que comunicar, tiene que ser visualmente atractivo para el cliente, pero además debe de vender. Todo un reto como todo en el diseño y/o en el marketing.
Yo he desarrollado mis propios procesos de comunicación para diseñar estratégicamente.
Aquí una breve lista, que al menos a mí, me ha funcionado:
1. Ya que no podemos leer al cliente, “leamos” al cliente. Me refiero a observar cada uno de sus movimientos, palabras, detalles, atención. Vamos, hasta su manera de vestir. Esto nos dará un gran panorama de sus gustos personales y de lo que seguramente no le va a gustar.
2. Metáforas. Pensemos estratégicamente otras maneras de comunicar lo mismo, con metáforas de forma, color, textura, material, sentido… traduzcamos eso en imagen y es casi seguro que funciona.
3. El pensamiento estratégico no es un asunto de inspiración pero sí es un asunto de claridad mental. No pretendamos entregar soluciones verdaderamente inteligentes estando agotados o de mal humor. No es inspiración, es actitud, y la creatividad no va a llegar en el momento más estresante del día, sino al contrario.
4. Integración gráfica. Ya que lograron aterrizar todo lo abstracto del ejercicio, se debe de notar en la parte gráfica, de lo contrario, algo estuvo mal en el proceso.
5. Comunicación. Este elemento es muy importante, y no sólo por que tenemos que generar el discurso estratégico, sino, por que tenemos que tener el discurso correcto para traducirlo de nuevo en palabras y explicarle al cliente las diferentes opciones que presentamos, el pensamiento estratégico que lo generó y las razones de por qué comunica y vende. Aquí es donde demostramos que tenemos la capacidad, no sólo de entender al cliente, sino de entender también al público al que vamos dirigido.
í‰ste ha sido mi aprendizaje profesional y puedo estar equivocada, pero al menos a mí, me funcionado. Si quieren que escriba algo en especial, no duden en contactarme. í‰xito.