¿Por qué todo lo veo en función de la Mercadotecnia? Pues seguramente porque vivo de ella y en ella.
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Justo esta semana mi vida dio un vuelco, me comprometí. Y una forma de proyectarlo es entregar un anillo de compromiso. Fue cuando viví la experiencia, de la entrega y el contexto que involucra.
Lo complicado es que las mujeres occidentales –más aquí pegado a EE.UU- están programadas para este momento, muy programadas. Los medios y la cultura han posicionado la entrega de un anillo de compromiso como la experiencia del casamiento inminente.
Un diamante implica eternidad y un círculo virtuoso sin fin. Felicidad que llega a las mujeres con el mensaje: Sí quiero casarme contigo. Me sorprendió la reacción que genera en las solteras que lo reciben, son años de programación hasta que llega el momento, símbolos que durante años han sido impregnados en las mujeres que reciben esta clase de joyas.
Interesante como hemos generado a través de los años mensajes que prevalecen por siempre. Al final, como todo, tiene perspectivas que nos ayudan a analizar los comportamientos de consumo que están todos los días a nuestro alrededor. Bueno y malo. Basta con observar un poco, ahí está la verdadera Mercadotecnia; que siempre ha existido.
¿Y en cuanto a mi experiencia? A veces es bueno dejarse llevar y vivir plenamente el compromiso y su futuro, dejarse atraer por estas tradiciones comerciales que agrupan nuestra felicidad y nuestro estilo de vida. Ser feliz está en nuestras manos todos los días, lo que tenemos que hacer es tomar la decisión de serlo.