Esta semana, un copy de Gatorade para felicitar a Paola Espinosa por su maternidad, levantó un follón en las redes sociales. Surgieron indignaciones, descalificativos, detractores y defensores.
La marca de las bebidas hidratantes publicó en sus redes una imagen de la famosa clavadista junto con el texto: “Paola, felicidades por obtener la medalla más grande de todas: ser mamá”.
El texto que hace algunos años pudo haber causado una gran empatía y emoción, incluso, ser un buen copy para una tarjeta de felicitación o anuncio impreso, ahora removió las aguas. Cómo era posible que una marca tan renombrada pudiera si quiera pretender que la maternidad es el mayor trofeo que una mujer pueda obtener. Que eso era machista, que no se le reconocía su trayectoria deportiva, esa sí, digna de una medalla y por ende, su reconocimiento. Que ser mamá no representaba un gran logro, y otros etcéteras tecleados por seguidores indignados.
Los defensores, trataron de explicar con toda la paciencia que tuvieron en el momento, que no es que tener un hijo sea el gran logro, pero si, ser madre en toda la extensión de la palabra y lo que ello implica. Que le preguntaran a su propia madre, si es que fungió como tal, si consideraba la a maternidad un gran premio o no.
El caso es que la deportista salió al quite (probablemente bajo la solicitud de su marca patrocinadora) con un posteo brillante, en el que agradeció a Gatorade por valorarla como deportista y como mujer, puntualizando que su medalla (entiéndase PREMIO) más grande, es ser mamá. Muchos callaron, otros siguieron con su terapia de desahogo.
Al leer el sinnúmero de comentarios al respecto, me vino a la cabeza aquella frase de Woody Allen que aconsejaba: “no conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo”. Me vinieron a la mente también todas esas campañas publicitarias que aunque eran geniales, no eran comprendidas por todo el mundo. Con esto no quiero decir que la publicación de Gatorade sea estupenda, pero tampoco, a mi parecer, es para rasgarse las vestiduras, ya que el texto se refiere a ese gran premio que reciben las madres cuando dan a luz, y no trata de hacer comparativos con logros deportivos, lo cuál sería insustancial.
Pero la lista es larga, y son muchas las marcas que han sido atacadas justa o injustamente por el clamor popular. Numerosas también las que por temor prefieren mantener un bajo perfil o echar mano de frases ya probadas (y gastadas) en las redes. El hecho es que esto muestra una vez más, la importancia de no sólo cuidar todo lo que comunicamos, sino también tener la capacidad y un equipo con la experiencia para reaccionar eficaz y contundentemente ante cualquier eventualidad. Así como contar con los embajadores o influencers adecuados para responder a sus patrocinadores como se debe, sin poner en riesgo su imagen o integridad.
Un buen texto y una comunicación bien estructurada siempre serán defendibles, aún ante aquellos que interpreten inadecuadamente el mensaje. Demos la importancia que se merece a nuestra comunicación de marca, ya sea en medios ATL o BTL.