En nuestros tiempos parece que está de moda hablar acerca de liderazgo, coaching, técnicas de negociación y temas referentes a la mejor manera de mantener motivado a un equipo de trabajo productivo pero, ¿Acaso nos hemos preguntado si las técnicas aprendidas son aplicables de manera uniforme a todos los equipos de trabajo?
Profundizando más en el tema, no solamente no es posible aplicar los mismos procesos a todos los grupos, en un mismo equipo de trabajo existen muchas y muy diversas maneras de pensar, objetivos, intereses, factores motivadores y caracteres, no es lo mismo pues, dirigir un equipo creativo que uno comercial o incluso, un equipo directivo, lo cual hace prácticamente imposible que nuestros líderes, entrenados en el manejo de equipos de trabajo, apliquen en la práctica, y con la totalidad de los miembros de sus equipos, las técnicas mas efectivas, lo que va en detrimento de la productividad de las organizaciones cuando se produce el desanimo de los miembros que las conforman.
Al respecto creo que nos hemos preocupado demasiado por encontrar la mejor “técnica” de dirigir a la gente, incluso instalamos comités de “mejores prácticas” para conocer los casos de éxito en el manejo de personal y replicarlo, pero hemos descuidado de manera muy importante el aspecto personal de cada individuo que conforma nuestro equipo; si conociéramos primero a nuestros colaboradores, no solamente en el ámbito profesional, sino también un poco como personas, es decir, cuales son sus intereses (familia, amigos, pareja), que los motiva (mayores ingresos, reconocimiento, crecimiento), que les preocupa (economía, salud, estabilidad), creo que daríamos un paso muy importante para conocer el estilo de liderazgo que debemos aplicar con cada uno de nuestros colaboradores.
Este conocimiento del personal a nuestro cargo nos permite utilizar lo que los expertos en el tema han denominado “Liderazgo Situacional” que es un término utilizado para reconocer ciertos patrones de conducta de los colaboradores y de esta manera, emprender las acciones de mando tendientes a modificar su actitud ante la autoridad, o bien fortalecer aquellas conductas que resulta deseable replicar en el resto de los miembros del equipo.
Esto no implica, desde luego, que nunca debamos hacer ajustes en las estructuras de nuestro personal, siempre cabe la posibilidad de que alguien no comparta los intereses del equipo, pero estaremos evitando que, cuando sean necesarios estos ajustes, sean acompañados del desánimo del resto de los miembros del grupo.
Debo mencionar que la crisis de líderes es un fenómeno global, y no se concentra solamente en la industria del Mkt, ya que lo mismo podemos encontrar parlamentarios, secretarios de estado o directivos en empresas de muy diversos tamaños y giros que son obedecidos, mas no respetados aunque, desde mi punto de vista, este fenómeno debe ser observado como una oportunidad para desarrollar a las nuevas generaciones en los temas críticos, con un sentido mucho mas humano, para tener, en un futuro no muy lejano, una camada de ejecutivos que, además de juventud y energía, tengan altas capacidades directivas en un mundo empresarial, mas aun en el terreno de la publicidad, en el que, lo único constante, es el cambio permanente.
Debemos recordar que, en la actualidad, la labor de un líder es la de coordinar los esfuerzos de su equipo de trabajo, y para ello, es fundamental que los colaboradores, mas que obedecer las instrucciones del jefe, compren el proyecto directivo, alineen sus proyectos personales con los del equipo en el que colaboran y, lo mas importante, que disfruten su trabajo diario; sobra decir que la gente que disfruta su trabajo, de inmediato se destaca en un grupo, pero de este tipo de personajes, que cada vez son mas escasos en nuestro medio, platicaremos en la próxima ocasión, entre tanto, deseo para ustedes unos muy felices y productivos días!