La periodista Letizia Ortiz originaria de Oviedo, España, se encuentra de moda por varias razones: la primera es porque se ha convertido en reina, y la segunda, que es habitual cuando alguien crece, le tienden sus trapitos al sol.
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Si existe prensa incisiva es la española, le llaman “Prensa Rosa o Prensa del Corazón”, a mi ver no es tan rosa, además no emite un sólo latido en buena lid, de lo que se trata al igual que nuestro país, es publicar la vida privada de las personas, unas por ser figuras, otras por ser tan comunes, además de que han comenzado a incluir a otras por ser tan corrientes.
Hace años, cuando se anunció la boda de la periodista, los medios se enfocaron en la idílica historia del romance entre una plebeya y un príncipe. La conductora de noticias, ahora era noticia por pasar de presentadora a titular, en aquel entonces, la línea de comunicación giraba en torno a hacer una especie de homenaje a Lady Diana.
Desde el noviazgo, Letizia entró con bríos a la dinámica de la realeza, comenzó sofisticando su aspecto, aprendiendo el protocolo, perpetuando en la mente del contexto global como una figura en asenso.
La hemos visto crecer y adelgazar, mejorar su piel, remarcar sus ojos, mejorar sus gestos y ademanes. Pero también la hemos visto comentar errores, repetir vestidos, salir disfrazada como chiquilla descuidada y sin gota de maquillaje. La vemos y realmente eso es lo que importa.
Hace días, con motivo de su entronización, se colocó de nuevo en el ojo del huracán, más cuando han salido a luz un trío de fotos donde se le ve de promotora de una marca de cigarros. Los periódicos como Excélsior y Milenio, le han dedicado múltiples artículos, espacios estelares en E Entertaiment y Univisión, las revistas de sociales han publicado sus impresiones por medio de sus paginas web o redes sociales.
El mundo actual, el que nos tocó vivir, destaca por ser un mundo donde el ridículo puede ser cosa seria. Inmersos en la época donde los grandes discursos como la religión, la política y el arte, se ven amenazados y en peligro de extinción, vemos cómo los pequeños y más patéticos discursos son los que devuelven la esperanza. Para muestra el titulo del Excélsior y el de mi columna.
Sea un tema estratégico o producto de la casualidad, lo que debemos destacar es que la promotoría, es un recurso en extremo valioso para las marcas, es un acercamiento de primera, la firma o producto adquiere dimensiones personales, pues es un igual el que te comparte los beneficios, usos y experiencias.
Existen retos dentro del mismo rubro, por ejemplo, ejercer las degustaciones o entregas de muestras empleando más creatividad, erradicar el contexto misógino y sexual de dicha herramienta, viralizar las acciones, el caso de la reina nos explica con manzanas lo que debemos hacer para replicar a la “n” potencia.
El caso de Letizia requiere de muchas líneas y colaboraciones, espero tener oportunidad de continuar abordándolo, nos enseña de manera más práctica el poder de conceptos como sampling, branding, social media y estrategia.
Al igual que la nueva reina, a muchos nos ha tocado luchar contra el estigma de un origen ordinario y austero, bajo tal percepción, lo único que se puede hacer es regalar al por mayor muestras de lo que somos, al fin de cuentas, todos tenemos derecho de aspirar a convertirnos en una mejor versión.