Como diría la periodista y conductora Adela Micha hace años en BigBrother: “las reglas cambian”. En la colaboración de esta semana, mi intención es darle voz a una tendencia (algo controversial) que adquiere terreno debido a cambios sociales relacionados a las demandas de equidad de género, derechos sexuales y roles de vida.
Por muchos siglos el discurso se ha basado en líneas machistas y sexistas, en las últimas décadas se ha planteado un escenario en donde se aborden los mensajes de una forma incluyente, en donde no existas disminuciones, exclusiones o violencia.
Los medios de comunicación responsables, ha capacitado a su personal para encarar las nuevas visiones, sin embargo, es fecha que incluso grandes referentes, continúan fomentando de manera directa o indirecta el sexismo y la segregación.
La publicidad es una de las partes del marketing que más me vuelve loco, tal vez porque al estudiarla y realizarla se deben plantear mensajes más actuales. En la publicidad, además de la creatividad se deben trabajar los discursos desde perspectivas de responsabilidad, pues hoy como nunca, la publicidad constituye una dinámica que va de lo educativo a la diversión pura, por lo que ninguna de estas ramas, debe promover la violencia, el clasismo o la xenofobia.
Les comparto algunos tips para cuando construyan una campaña, le invito a llevarlo también a su vida diaria, pues si cambiamos el marketing, dejemos que también él nos transforme:
- Uso genérico universal. En lugar de decir “Derechos del hombre”, digamos “Derechos de la humanidad”. Cambiemos “los trabajadores”, por “el personal”.
- La integración de los pronombres, por ejemplo “los becarios” cambiándolo por “las y los becarios”.
- Evitar referirse a cargos, oficios y profesiones como si fuesen de un género en particular. “Se convoca a todos los directores”, por “Se convoca a las y los directores”. “La médico” se debe cambiar por “la médica” o “las secretarias” por “el personal secretarial”.
- El uso de diagonales y paréntesis. En lugar de colocar “estimado”, poner “estimado/a” o “estimado(a).
- Evitar la cortesía que daña, por ejemplo los calificativos de condiciones como la edad y el estado civil. Señor, señora, señorita, deben exentarse para dirigirse a las personas por el nombre que ostentan.
- Un uso incorrecto es integrar la arroba, lo mejor es emplear los tips anteriores.
- Un punto importante es el significado o contexto que le damos a las palabras, algunos adjetivos se interpretan distinto según si se les atribuye tal o cual genero, por lo que es importante evitar reducirnos a los estereotipos.
- Por último, evitar el ridiculizar los roles por medio de gestos, signos corporales y expresiones no verbales, pues algunas de ellas fomentan la discriminación y por tanto se alejan de una comunicación incluyente.