La preferencia por marcas comercializadas exclusivamente por tiendas minoristas en Latinoamérica ha aumentado en los últimos años. Anteriormente, las marcas blancas eran consideradas como artículos de bajo precio pero de mala calidad.
Según reportes, tan solo en el año 2010, las marcas blancas apenas representaban un 5 por ciento de las ventas globales de las tiendas de autoservicio. No obstante, esta cifra se triplicó en solo cinco años, ya que el volumen de ventas alcanzó el 20 por ciento en 2016.
De acuerdo con una estadística de Post Holdings publicada en Statista, las ventas netas de marcas blancas ascendieron a aproximadamente 432,5 millones de dólares en 2017, luego de los 429.1 millones de dólares en 2016 y los 421.7 millones en 2015.
En tanto, Latinoamérica es una de las regiones que ha registrado uno de los mayores de crecimientos de marcas blancas a nivel mundial. Kantar Worldpanel en su estudio Consumer Insights, señala que las ‘marcas propias’ siguen aumentando su participación en la canasta de consumo masivo de los hogares colombianos, ya que de enero a septiembre, creció 3 por ciento su participación en valor frente al mismo período de 2016, pasando de 10 por ciento a 13 por ciento. Cabe señalar que en 2017, las marcas propias crecieron 38 por ciento en valor y llegan actualmente al 96 por ciento de los hogares colombianos.
Según datos de Nielsen, el liderato del ranking de ventas de productos de marcas blancas lo tiene Suiza, con un 45 por ciento. Mientras tanto, en Latinoamérica el líder en ventas es Colombia con el 15 por ciento, aunque se registran crecimientos en países como Argentina, Chile, Brasil, México, Venezuela, entre otros.
En artículos anteriores hemos señalado que las marcas blancas a pesar de no contar con elementos que marquen una diferencia contra su competencia directa e indirecta, sí tienen ciertas características que los consumidores valoran, por ejemplo, el precio y la funcionalidad del producto.