Sólo aquel que esté pleno de soberbia no imagina lo que ha cambiado el mundo en estos últimos dos años. Y esta soberbia puede ser la venda menos transparente que provoque más que una ceguera de taller, una falta de crecimiento profesional y del producto que tienes como misión desarrollar.
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¿Cuándo sabes que perdiste la sensibilidad de tu marca?
Esta reflexión viene a mi cabeza por los recientes ataques terroristas en París y en la redacción del semanario Charlie Hebdo. La intolerancia y el radicalismo cada día suman más fuerza. En la medida que nos perdemos más como consumidores de contenido, experiencias y productos, entre tanta desinformación. Más nos dominan los demonios de los excesos de postura y hasta cierto modo es una evolución lógica, indiscutible. Nuca habíamos tenido libertad de elegir y de decir. Por ello, en cuento tenemos un poco, nos volvemos locos con tanto poder y así nos embriagamos. Tan radical es defender el derecho de expresión como la intolerancia en contra de los diversos cultos religiosos. Todos somos culpables si somos intolerantes. Tan culpable un terrorista como quien ataca el culto del otros. Si seguimos así, el marcado desaparecerá y con ello nuestro oficio como difusores.
¿Cómo saber si mi marca o producto es intolerante?
- Si piensa sólo en sí misma.
- Si no practica la vinculación.
- Si no respetas la libertad de creer tener fe o no tenerla.
- Si te entregas a ateos, agnósticos o religiosos por igual.
- Si no rehuyes a hablar del tema.
- Si sus mensajes son para todos y para nadie en espacial.