La tecnología es una poderosa herramienta que funciona para todos. Como consumidor puede fluir como una fuente inagotable de información que permite comparar precios y marcas, también brinda la oportunidad de verificar los estándares de calidad por medio de la experiencia de otros consumidores, todo con un simple clic. Un tercer rol es exigir un buen servicio y recordarle a la marca que tiene el poder de contribuir a una buena o mala reputación dependiendo del trato que recibe.
Cuando el consumidor acude a un punto de venta físico como un supermercado, puede buscar precios más bajos o mejores opciones.
Como marca, ciertas tecnologías permiten conocer las preferencias del cliente a la perfección. Contrario a lo que la mayoría piensa, las cámaras y el reconocimiento facial no son las opciones a las que recurren.
Apple fue víctima de un escándalo recientemente, cuando la acusaron de utilizar la identidad de los clientes que acudían a sus tiendas, la marca estuvo en serios problemas.
Pero en realidad hay sistemas que cumplen con la ley, no se sobrepasan con datos personales y logran el objetivo: saber qué, cuándo y dónde se compró un producto, con el fin de conocer las preferencias del cliente.
Para ser más claros, una persona acude a un punto de venta físico y elige un cepillo, un mueble con tecnología especial desarrollada por Retailigent Media, registra a la persona con un número que genera un sistema. Analiza sus rasgos y determina si es hombre o mujer, qué adquirió, a qué hora, dónde y cuánto tiempo tardó en elegir un producto.
Esa misma tecnología es capaz de identificar a ese cliente identificado con un número y determinar que estuvo en otro punto de contacto, que no necesariamente es un mueble, puede ser ahora una valla publicitaria o un espectacular.
La tecnología tiene para todos.
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