Sería absurdo preguntar lo que miles de veces seguramente han hecho otras personas: quién es mejor. ¿Mejor en qué o para qué? Ninguno es mejor que otro por defecto, ambas edades tienen puntos a favor y en contra… son como Batman y el Joker, se complementan mutuamente.
Si un joven llega a una organización donde hay puro cincuentón ¡por supuesto que se sentirá fuera de lugar!, probablemente le sea difícil encajar hasta en el aspecto social puesto que los gustos, intereses e incluso pláticas son diferentes, propio de la diferencia generacional. Lo mismo aplica si alguien adulto llega a una organización con puro joven, quizá sienta que debe cambiar pañales puesto que está más experimentado a nivel laboral – personal.
Sin embargo, sí es importante que las empresas tengan ese balance entre su personal.
Las canas de la experiencia
A favor:
- Tienen maña en todos los sentidos, tanto para realizar una acción en menos tiempo y con menos esfuerzo, así como determinar cuáles actividades en verdad son urgentes y cuáles pueden esperar un poco más.
- El sentido de la responsabilidad lo tienen en alto, no desisten tan fácil ante una vicisitud a diferencia de alguien más joven.
- Saben dosificar su energía física y mental para trabajos pesados (propios de los años de experiencia).
- Son políticamente correctos, saben expresarse sin ser hirientes; suelen dar buena retroalimentación.
En contra:
- Propio de la maña, algunos se clavan en la grilla dejando de lado la productividad.
- Tener en alto el compromiso de la responsabilidad nubla su mente como para ver la posibilidad de cambiar de trabajo cuando ya no están satisfechos, como resultado, pueden frustrarse.
- Suelen ser cerrados para aprender algo nuevo. Para ellos no existe una forma diferente de realizar una actividad si no es la que conocen.
- Se predisponen al uso de la tecnología. Viven en una zona de confort a sabiendas de que una buena cantidad de trabajos empiezan a dar ese salto para modernizar sus procesos.
Potencia de la juventud
A favor:
- Son innovadores, creativos. Si bien no todas las ideas son las mejores como para ejecutarse, esta población tienen esa hambre de deconstrucción con el fin de mejorar un proceso, o bien, un producto/servicio… vaya, ¡inyecta dinamismo a una organización!
- Suelen estar empapados de conocimientos tecnológicos, no temen experimentar. Están acostumbrados a manipularla desde temprana edad.
- Están más preparados académicamente elevando el estatus de la organización.
- No están dispuestos a tolerar injusticias por parte de las empresas (salarios raquíticos, horarios esclavizantes, pocas prestaciones, etc.).
- Tienen mucha más energía que un adulto para realizar trabajos pesados.
En contra:
- Carecen de constancia y disciplina. Suelen abandonar proyectos o trabajos de forma rápida si no ven resultados a corto plazo.
- Inmadurez en comportamientos ante situaciones comprometedoras.
- Consideran que se las saben de todas, todas y nada más lejos de la realidad.
- Son flojos. Sabiendo dominar la tecnología no la usan para esclarecer dudas. Por ejemplo, si no saben qué es la psique, se la pasan preguntando en lugar de buscarlo en Internet.
- A pesar de tener más energía que un adulto, no saben administrar su fuerza, cansándose rápido; les falta esa maña que los viejos lobos de mar sí tienen para realizar actividades con menor esfuerzo.
Equilibrio para que el mundo gire
¿Te das cuenta? Las flaquezas de uno las compensa el otro y viceversa.
Qué sería de una organización con pura gente adulta si poco a poco se irán jubilando. Necesitan jóvenes para irlos formando, que dominen los procesos administrativos y/o técnicos, que estén empapados de conocimiento para cuando llegue el retiro o fallecimiento de alguien mayor, tomen las riendas sabiendo cómo hacer el trabajo sin llevar a la ruina al área o en general a la organización.
Caso opuesto, los adultos necesitan quién pueda orientarlos quizá en aspectos tecnológicos así como enseñarles 2-3 hacks demostrando que para realizar una actividad en realidad hay diferentes opciones… y por qué no, dar ese toque de energía, ese chispazo que tiene la juventud en el ambiente laboral.
El equilibrio no sólo hace que las organizaciones funcionen de mejor forma, aplica en relaciones humanas: amistades, noviazgos, matrimonios… Recuerda, ni todo es blanco, ni todo es negro, en ese inter hay muchos grises, ¡ábrete a las posibilidades!