A nivel mundial, las marcas blancas tienen una importante presencia dentro las tiendas minoristas. En España, por ejemplo, este tipo de marcas actualmente tienen el 34 por ciento de cuota de mercado, según Kantar Worldpanel.
Estos datos revelan que hubo un cambio de hábitos de compra en los consumidores españoles, principalmente, a causa de la crisis económica de hace algunos años atrás.
En suma, un factor que promovió esta preferencia fue la necesidad de ahorro, ya que se estima que las familias españolas ahorren entren 900 euros al adquirir marcas blancas, según informes de la Organización de Costumbres y Usuarios (OCU).
En México, la preferencia por las marcas blancas es notoria. De acuerdo con un estudio de Nielsen, 9 de cada 10 hogares del país adquieren este tipo de marcas, debido al factor precio.
Cabe señalar que, la calidad de los productos se encuentra por debajo de la calidad de los productos de primeras firmas. Sin embargo, ¿qué tipo de experiencia obtienen los consumidores de las marcas blancas? Aquí una respuesta aproximada: la experiencia de marca del retailer.
A pesar de que las marcas blancas están no cuentan con elementos que marque literalmente una diferencia contra su competencia, sí cuentan con características que los consumidores valoran, por ejemplo, el precio y la funcionalidad del producto.
Por tanto, si una marca blanca esta presente en el punto de venta de un retailer, prácticamente, la experiencia de marca que brinda será proporcional a la ofrecida por la cadena comercial.
Debido a esto es importante centrarse en la experiencia del cliente en todas las áreas del retailer para traspasar esas sensaciones, valores, emociones, conductas, etc., al producto exhibido.
Al final, lo que se conseguirá es tener una mejor relación con el consumidor y demostrar que la marca de la tienda tiene elementos que aportan valor al consumidor lejos de una imagen de carencia de valor o dudosa calidad.