Las #FakeNews no son nuevas, pero el auge de los medios de comunicación con las nuevas tecnologías, aunado al empleo de las redes sociales, han hecho de ellas el pan de cada día.
Ya desde la segunda guerra mundial, su empleó mostró ser muy eficaz. El propio ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels, tenía dos frases referentes a su gran influencia: “una mentira repetida mil veces, se convierte en una gran verdad” y “Piensa en la prensa como un gran tablero, sobre el cual el gobierno puede jugar”. Eso lo saben bien los gobiernos y lo hemos visto hasta el cansancio, con grandes ejemplos recientes protagonizados por nuestros partidos políticos en México y también en la situación actual con el referéndum de Cataluña.
Compartimos información falsa con la misma facilidad con la que leemos sólo el encabezado de una noticia en redes sociales. Muchos medios, la publican con la misma facilidad con la que la copian de otros medios poco serios y la pegan en su muro o nota. No indagamos, no hurgamos, no contrastamos fuentes. Así, nos convertimos en cómplices de las noticias falsas. Leemos las de nuestros conocidos y el hecho de que sea una información que ellos propaguen, erróneamente le da un cierto toque de credibilidad. No hemos aprendido.
Quizá, cuando lo pensemos dos veces, investiguemos más o descubramos que se trataba de una noticia falsa, ya sea demasiado tarde, ya habremos propagado la información como virus. Alguien aclarará que se trata de una comunicación errónea, pero quizá no todos nos enteremos. Habremos creído en la infamia que leímos o escuchamos, y soltado ya un ramillete de maldiciones contra el o los supuestos villanos.
Generalmente, las fake news provocadas con fines propagandísticos apelan directamente a un tema emocional más que a uno racional, para que el receptor estalle sin ni siquiera meditar o reparar en la información que recibe. De acuerdo al lingüista Noam Chomsky, es una estrategia que al evadir la reflexión, causa un corto circuito en el análisis racional y permite abrir una puerta de acceso al inconsciente para sembrar ideas, miedos, rechazos o simplemente, inducir comportamientos.
Las más comunes suelen ser descalificativos, noticias sobre acciones inaceptables o indignantes que realizó una persona o una asociación, partido político o grupo. Hechos como robos, asesinatos, violaciones a la ley y otras. Suelen acompañarse de fotografías o bien fundamentarse en supuestas fuentes “confiables”.
Es de vital importancia identificarlas ahora que estamos en la antesala de un año electoral en el que serán fervientemente sembradas y multiplicadas. Cada vez mejor elaboradas. No creamos todo lo que escuchamos, lo que leemos o vemos, pues no todas las noticias tienen intereses honestos detrás. Quizá estemos formándonos una opinión fundamentada en la ficción.