De 6 años para acá, van más de 15 planeadores digitales que me comparten su fórmula secreta para generar una estrategia exitosa: Testear. Es algo así como “hacer muchas cosas al mismo tiempo que suenen locochonas, con suerte y una de esas pega… ¡y de ahí al éxito, papawh!” ¿Ves porqué bebo?
Imagina a un general que, después de revisar la bitácora del mariscal de campo, le dice a su ejército para animar:
“Soldados, la comanda es tomar por asalto al enemigo, al mismo tiempo que nos replegamos, mantenemos la refriega a discreción al centro y hacemos franca retirada, mientras la infantería se defiende al tresbolillo.”
Es de risas. Espero que hayas entendido mis términos militares caducos, ja, es sólo un ejemplo dramatizado.
Decía. Dado que no podemos cumplir un objetivo si no tenemos un Destino Manifiesto, una directriz, intentar varias técnicas o tácticas puede funcionar, pero ¿más de una estrategia? ¿De verdad, a poco en vacaciones vas a Tulum y al Parque de Astérix y Obélix en París y luego a Antigua, Guatemala?
Tengo la impresión de que quienes recomendaron esta solución práctica son las plataformas digitales, porque así se multiplica la inversión sin garantizar resultados:
“¿No funcionó tu campaña con nosotros? Ah… yo digo que revises concepto creativo o plan de medios… se me hace que tienes que cambiar de spokesperson, como que no trae punch…”
Los que tenemos que generar retorno de inversión con fundamento y narrativa, sabemos que el testeo crea confusión por definición. Es más fácil que la audiencia te reconozca, y te quiera o no, si tu personalidad de marca es rápidamente entendible, entonces ¿por qué decir “soy económica, pero también vanguardista, a veces chistosa, ‘suave como gaviota pero felina como una leona’ y hasta en ocasiones soy intelectual”?
El eclecticismo está muy presente entre los seres humanos, sin embargo, para llevarlo a la marca, es esencial verlo desde una postura analítica.
Pepe, consumidor, puede gustar del punk y la música tropical, pero Pepsi no puede ser “Pecsi” y Xavi Noble al mismo tiempo.
Se les dice, y de buen modo.