No sé cuántas personas leyeron mi columna anterior, lo que sé es que la leyó David Gaona, quien resultó ser uno de los más soprendentes estrategas digitales que he conocido, especialista en TikTok (TT). ¿Por qué lo aseguro? Porque me aceptó una videollamada que se puso sabrosa y que me dio una perspectiva más exacta acerca del tema.
A partir de lo que aprendí, procedo a alargar mis apreciaciones con relación a TikTok, no sin antes agradecer la plática a David, de la agencia Audience. Parecía entrevista de tanto que le pregunté.
Douyin, como se pronuncia en chino, es un “servicio de alojamiento de videos” (Wikipedia) con más de mil millones de usuarios en el mundo y la tercera empresa de mayor crecimiento en 2022 según Forbes, después de Zoom y Peacock. Números envidiables.
La empresa responsable es ByteDance, o sea, de origen es una red social para bailar, aunque hay innumerables usuarias y usuarios que se han hecho populares compartiendo tutoriales, recetas, consejos, chistes y, aunque no lo creas, campañas políticas. No te recomiendo buscar estas últimas, son mayormente malonas, ¿por?
Toda vía de comunicación tiene su naturaleza, que permea al mensaje. Ser candidato a algún puesto público y danzar en TikTok percude la ideología que se quiere transmitir, así elijas polka, salsa o una rola de Bad Bunny. Aplica también para algunas marcas, ¿imaginas videítos simpáticos de la revista Harvard Business Review, de la correduría J.P.Morgan o de la Secretaría de Marina (Semar)? Acepto que hay otras técnicas de comunicación política que son acertadas en esta red.
Si eres responsable de una marca, antes de usar TikTok te recomiendo tres reflexiones:
- ¿Engarza la esencia de mi marca con el estado mental-emocional de los usuarios de TT?
- ¿Qué técnica es la más conveniente para tiktokear (influencers, publicidad pagada, undercover MKT, Story Telling, etc.)?
- ¿Cómo se pueden determinar KPIs y ROI en TT?
Consejo: No te avoraces, recuerda que apenas ha pasado una semana en el asunto Rolex-Casio/Shakira-Piqué y ya la red está inundada de comentarios impertinentes, con lo que se descafeína el efecto original.
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