El pasado 19 de julio, los sistemas de navegación aérea del mundo sufrieron un minicolapso que afectó a, por lo menos, el 20 por ciento de los 120 mil vuelos que se realizan diariamente, dejando un daño directo o colateral (cancelaciones, demoras, reconexiones) calculado por la NTSB (National Transportation Safety Board) en aproximadamente 5 mil MDD.
La versión oficial que maneja Microsoft, plataforma responsable de la operación de cientos de aerolíneas, es que se debió a una falla en el “parche” que realizó durante la más reciente actualización una de sus proveedoras de seguridad, la texana firma Crowdstrike.
Hasta ahora, las afectaciones no parec… ¡un momento! ¿La compañía responsable del incidente se llama Crowdstrike, es decir, huelga de multitudes? No nos den razones a los sospechosistas como yo para que empecemos con nuestras teorías conspiranoicas, o como diría en este contexto mi tía Chayo, Risueño el niño y le hacen cosquillas…
Sucede que hay un clima enrarecido en Estados Unidos por las elecciones presidenciales de noviembre de este año, pues el partido demócrata de Joe Biden (POTUS) sabe que al Good Old Joe lo que más se le nota últimamente es el Alzheimer, por un lado, y por el otro está el republicano y former POTUS Donald Trump, que salió bueno para hacerse odiar hasta por el más ecuánime monje tibetano. Cualquiera de los dos, además, tendría que revisarse con el geriatra antes de tomar posesión o de tomar cualquier bebida.
En este marco y como posible cortina de humo está, cómo no, la tecnología salvadora: “Apretamos un botón, licenciado, y se cae el sistema de líneas aéreas como Delta, American Airlines, Allegiant Air o United, ¿cómo ve? – Sería una locura… ¡hagámoslo, no se diga más, porque YOLO y porque somos texanos!”
Pero no se dejen influir por mis sospechas baratas, el tema importante es que alguien, en algún escritorio de alguna empresa, tiene nuestra vida en sus manos y no me refiero a que vayan a desaparecer un avión (“¿Me estás oyendo, Malaysia Airlines MH370?”), sino a que tienen nuestro nombre, dirección, celular, clave de banco, saben nuestra cuenta de Tinder, la que tenemos en Grinder por si acaso, lo que ganamos, en qué banco tenemos nuestro dinero, tienen nuestra clave, NIP, saben para quién eran las flores que compramos el mes pasado y porqué aparece un cargo raro a una tintorería que es por el monto exacto de una habitación del Motel del Bienestar… En fin, nuestra existencia en su control.
Sí, esto sí tiene que ver con la mercadotecnia digital: Mis redes sociales, siempre atiborradas de spots de Temu, Expedia, American Express y Nutella, después de comenzar a levantar evidencia para esta columna vieron aparecer a dos nuevos integrantes de la amorosa familia de marcas que me acosan: Microsoft y ¡Crowdstrike!
Ojalá me abandonen después de entender el contenido de esta columna. Cadena de oración (para que ahora también se me anuncie la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días).
En X: @48grados2
