Me esperé dos días más para publicar mi columna por una razón toral: La compra de Twitter por parte de Elon Musk. Este movimiento no es matemática básica ni espiral pitagórica porque Musk es un instrumento. Esto es geometría esférica tipo Escher.
Lula gana las elecciones en Brasil por un punto. Brasil, la entidad más influyente en LATAM por población con un evagenlismo superior al 39%. Antes fueron Boric (Chile), Arce (Bolivia), Fernández (Argentina) y Petro (Colombia); ¿Qué tiene que ver con la red del pajarito azul? Todo.
Musk despide a toda la plantilla de su recién comprada red en México, con esto la configuración queda a merced del mejor comprador, que no somos los usuarios o usuarias, por cierto. Son marcas o productos alineados con lo que sea que sea su idea, tipo Trump, de negocio, ¿o a poco creíste que la nueva historia de Tw estaba lejos de los 8 USD por cuenta verificada?
Biden quiere recuperar poder social en Twitter vía Obama y no se puede, básicamente porque 2008 no es 2022 (y porque el Alzheimer de Joe es notorio), entonces en la Casa Blanca no saben qué hacer, porque además en esta plataforma, la directriz de la administración de México acaba de ser cortada de tajo.
Decían los chismes internacionales hace meses que Musk había retardado la compra del pajarito azul, entre otras cosas, por su exceso de bots. Muchos lo hemos venido mencionando por años, era el caldo de cultivo de mentiras y exageraciones en donde nadaron a gusto productos y servicios con campañas poco veraces, además, evidentemente, del uso falaz que se le ha dado en comunicación política.
Haber despedido a todo el equipo de Twitter México parece un golpe de timón que abona a la credibilidad en la plataforma, pero quiero advertirles algo: Elon es el mismo carnal que, al posteo de Evo Morales (siendo presidente de Bolivia) quejándose del intervencionismo de EU en el país sudamericano por el litio, respondió sin empacho “We will coup whoever we want! Deal with it.”
Nada más no se emocionen mucho, plís, especialmente los evangelistas que aman rabiosamente a Tesla. Se les dice y de buen modo.
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