La publicidad innecesaria

Arturo González, columnista InformaBTL
Abrí una página extra para buscar en YouTube algunas charlas de TEDx mientras me dedicaba a trabajar en una pauta de medios para una empresa pequeña con un presupuesto prometedor, luego entre la cadena de charlas que se programan, llegó la siguiente frase: “mucha de la publicidad es innecesaria, tan innecesaria como todo lo que hacemos creyendo que es importante”. Al autor lo sigo buscando, la único que estoy seguro es que su nacionalidad es argentina, en cuanto tenga el nombre, se los haré saber.

Abrí una página extra para buscar en YouTube algunas charlas de TEDx mientras me dedicaba a trabajar en una pauta de medios para una empresa pequeña con un presupuesto prometedor, luego entre la cadena de charlas que se programan, llegó la siguiente frase: “mucha de la publicidad es innecesaria, tan innecesaria como todo lo que hacemos creyendo que es importante”. Al autor lo sigo buscando, la único que estoy seguro es que su nacionalidad es argentina, en cuanto tenga el nombre, se los haré saber.

Como el anterior párrafo existen muchas campañas, pues se que poco puede importar el autor de la frase, cuando quedará sepultada por el siguiente meme en boga, después de la nueva lady o entre la más reciente aplicación. La publicidad BTL se ha convertido en innecesaria debido a que la vulgarizamos, le atribuimos la alquimia y entre que ahora todos hacen magia, poco efecto sorpresa genera en los espectadores.

Somos los mercadólogos los que continuamente abonamos a este círculo de saturación, lo hacemos para que nuestra agencia tenga ingresos, para que las marcas continúen vigentes y para que los malos mensajes (aquellos de los que podríamos prescindir) pueda acolchonar a los que son buenos, útiles y necesarios.

El anuncio que aparece lateralmente en Facebook, la parte trasera del camión con un diseño cargado de letras, teléfonos e imágenes, el logotipo hasta en el retrete de un restaurante, la edecán y las bocinas afuera de una tienda departamental, y así sucesivamente todas las cuestiones innecesarias, las herramientas que son insuficientes, intrascendentes y a las que les pagamos con nuestra indiferencia, pueden en algún momento ser materia para resurgir como el ave fénix.

Para muestra de lo anterior, la moda, podemos ver como es cíclica, un tanto predecible y dictada por sus figuras centrales, en el marketing es similar la dinámica, por tanto debemos de recordar que aquello que parece estar en el hoyo, puede convertirse en la sensación, hay un tweet que días atrás me encantó: “Gente atrapando su Pokémon, nuevo disco de 182, un Clinton va para presidente y Tarzan esta en el cine… bienvenidos al 2001”.

Dice Álvaro González-Alorda, un consultor español dice que “la calidad de tu liderazgo es igual a la calidad de tus conversaciones”, por lo que la publicidad de nuestras marcas entra en la misma evaluación, pues como el mismo experto lo asegura, las conversaciones se basan en dos dimensiones, por un lado la argumentación y por otro lado, la empatía.

Por lo tanto si no existe un argumento, entonces la campaña es innecesaria. Sí no existe conexión con los receptores, entonces estamos tirando el dinero a la basura. Lo que necesita el marketing es de conversaciones inspiradoras, charlas preparadas y bien pensadas, platicas que nos permitan mostrarnos cercanos y profesionales, pues al fin de cuentas la publicidad es una charla y las charlas, pocas veces sobraran cuando enamoran.

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