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Se espera que para el 2023, el mercado global de la carne alcance un valor de 1,142.9 MDD, según Research & Markets.
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Estados Unidos es el país que más consumió per cápita este producto en 2018 con 219 libras, de acuerdo con datos de Statista.
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En 2018, Estados Unidos produjo 53,597 millones de libras, de acuerdo con información del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia por coroanvirus COVID19 en el mundo. Tan sólo para el 14 de mayo, ha registrado 1.43 millones de casos confirmados con el virus. Con la finalidad de evitar nuevos contagios, distintas plantas han tenido que suspender sus operaciones entre ellas, las que procesan carne, uno de los alimentos básicos en la dieta básica de los estadounidense que ha comenzado a escasear en puntos de venta y en algunos centros de consumo. Aunque cabe aclarar que no toda la industria cárnica se ha visto igual de afectada, ya que el sector premium está enfrentando mucho mejor la crisis, pero, ¿por qué?
Los gigantes de la carne convencional como Cargill y Tyson Foods están generando un 40 por ciento menos de carne tanto de res como de cerdo, debido a que según la Unión Internacional de Trabajadores del Comercio y Alimentos al menos 10,000 de los trabajadores del sector cárnico se encuentra enfermos de COVID19, de los cuales, alrededor de 30 han fallecido, lo cual ha derivado en el cierre de más de 30 de sus fábricas.
Sin embargo, las empresas productoras de carne premium, como lo es la orgánica, tiene una serie de ventajas frente a la pandemia con las que no cuentan las grandes plantas de procesamiento. Una de ellas es que son más pequeñas, por lo que la cantidad de empleados que tienen en mucho menor, lo cual no sólo les ha permitido mantener de mejor manera la sana distancia, sino que también le ha facilitado el sobrellevar su nómina.
Según Ryan Bernstein, vicepresidente de McGuireWoods Consulting, las circunstancias actuales en que se viven en Estados Unidos funcionen como un catalizador no sólo para que se posicionen mejor en el mercado, sino también para potencializar su crecimiento en tanto que las plantas procesadoras convencionales de carne lidian las medidas necesarias para retomar actividades.
Sin embargo, esto pone contra la espada y la pared a los consumidores de clase media y baja, ya que si bien la carne premium se encuentra disponible, ciertamente su precio es mucho más alto. Tan sólo la pechuga de pollo orgánica se llega a comercializar un 164 por ciento más cara que su par ordinario, mientras que la molida res se vente hasta 87 más cara.
