Por: Paco Santamaría
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Viví engañado durante mucho tiempo. A mi generación la educaron para asimilar “las ciencias de la computación” –les digo así, porque así nos la vendían, como una ciencia- con mucho respeto, era cuestión de programar, de algoritmos, de pensar mucho en los procesos y de ciencias matemáticas. Todavía recuerdo que si queríamos, en ese entonces, ser una persona de respeto en la materia, había que joderse pensando en los circuitos y hardware que formaban las computadoras de entonces. En la historia de la computación y de la informática. Qué mal estábamos entonces.
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Hoy comí con dos buenos amigos y compañeros de trabajo y proyectos. Y gracias al cielo me hicieron ver la luz y lo que viene: ¿Por qué hacer tan difícil algo tan fácil? Hoy la interactividad con lo digital se basa en lo intuitivo, como diría Fabián, uno de mis compañeros de mesa hoy, que mientras saboreaba su taco de rib eye, nos contaba su contexto. Y nos presumió que leyó completamente la bio de Steve Jobs. Sí, ese necio que cambió hacia la interactividad de lo digital. Ese personaje que batalló para que cuando compremos un producto, no tengamos la necesidad de leer los manuales para saber utilizarlo.
Los productos hoy, deben de explicarse por sí solos. Sin necesidad de manuales y confiados en lo elemental. Si explicas demasiado un producto para que te lo compren, quizá ya no tienes el mejor producto. Y después de estar frente a una parrilla de Teppanyaki y contar nuestras historias personales, mientras mirábamos cómo un parrillero tocaba y cocinaba con intuición la comida que nos comeríamos con nuestras manos, llegamos a la conclusión que lo que viene es la interacción con intuición. Que es la facultad de comprender las cosas sin un razonamiento riguroso. Esto es lo que quieren los clientes y compradores hoy. No razonar demasiado su compra. No darle tantas vueltas a sus compras, porque, a veces, nos olvidamos que lo que queremos es leer menos manuales y disfrutar más de las cosas.
Hagan la prueba. Denle una iPad a un niño y denle un teclado. Les aseguro que lo más amigable para el niño es lo que puede tocar y mover de forma natural y orgánica. Para allá va todo. La generación que viene, es la generación Touch. Que va a tocar y mover de forma natural las cosas, sin tantos rodeos. Así como tocamos la vida todos los días y a nuestra manera. Toquen y sientan hoy lo que tienen a su alrededor, porque esto es lo que realmente importa.
