Dentro de la industria del BTL es vital diferenciar entre las estrategias de Promotoría y las promociones, pues la correcta ejecución de éstas en punto de venta es crucial para el desarrollo de las marcas.
La Promotoría está enfocada específicamente al punto de venta y la promoción se refiere a una serie de técnicas y de actividades que permiten dar a conocer un producto o impulsar la venta, pero no necesariamente en el punto de venta.
La Promotoría es un esfuerzo de ejecución a través de un equipo entrenado para efectos de poder disponer en tiempo, en forma y de manera muy visual la exhibición de un producto en los canales de distribución y en cualquier tipo de categoría.
La Promotoría por un lado es el cumplimiento de la exhibición acorde a un planograma y, por otro, es el impulso de la venta. Sin embargo, hoy día no basta sólo con tener producto bien exhibido, hay que hacer contacto directo con los consumidores para transmitir las bondades y beneficios de los productos y generar desplazamiento.
En este sentido, ser promotor es extenuante y complicado, ya que si no se hace bien puede limitar de manera impresionante el desarrollo de un producto.
Los promotores normalmente lo que generan es la ejecución de las funciones de disponibilidad, de visibilidad de los productos en las características que por estrategia definen las marcas, los formatos de distribución o el propio mercado.
Eduardo Domínguez, director general de Promo Conceptos, afirma que hoy el papel del promotor se ha ampliado, pues su labor no se limita al anaquel, debe reportar información en tiempo real no solo referente a los productos que promueve sino de las acciones que realiza la competencia.
