Hace poco tiempo, leí un artículo donde se hablaba del famoso Jack Welch quién es el anterior CEO (Chief Executive Officer) de General Electric. En dicho artículo, Jack describía la “curva de vitalidad” de las empresas y como él implementó un sistema en el cual “forzaba” a todas sus unidades de negocio a clasificar a sus empleados en 3 categorías que eran descritas como sigue:
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Jugadores “A”, 20% del total de empleados.- Jack los describía como gente apasionada y comprometida a hacer que las cosas sucedieran; gente que podía inspirar a otros a ejecutar todo lo que hacían con excelencia. La empresa ponía especial atención en este grupo de colaboradores con promociones, compensaciones y desarrollo ya que ellos podían contribuir directamente al éxito de la organización.
Jugadores “B”, 70% del total de empleados.- Este segmento no tenía capacidades de liderazgo ni tampoco eran muy visionarios pero eran bien apreciados por ser vitales en la productividad del negocio. Es decir, cumplían con su trabajo y nada mas.
Jugadores “C”, 10% del total de empleados.- En esta clasificación se seleccionaba a los empleados que producían o contribuían lo menos posible. Este segmento era conminado a mejorar dramáticamente su productividad o eventualmente, eran desligados de la organización.
Resulta interesante reflexionar, que la empresa invertía una cantidad importante de tiempo en detectar constantemente al mejor talento que no estaba en la organización y que era contratado, utilizando gran parte del 10% que era desligado de la organización. En otras palabras, este modelo “obligaba” a la organización a una depuración del al menos 10% de la gente menos productiva para convertirla en talento mas capaz, visionario y emprendedor.
Otro aspecto a destacar era que los jugadores “A” eran seleccionados por un comité del más alto nivel que se aseguraba que efectivamente los candidatos propuestos eran merecedores de estar considerados en este rango de excelencia y que contribuyeran y/o influenciaran positivamente a la organización en general y no solamente en su área de experiencia.
No cabe duda que las organizaciones buscan permanentemente detectar y atraer al mejor talento, pero también se evalúa al talento que ya se encuentra colaborando a fin de asegurarse que los objetivos y los retos de una empresa se cumplan en un entorno de mucha competitividad.
Y tú, ¿qué tipo de jugador eres en tu organización?