En 1903, el escritor filosófico británico, James Allen publicó su libro más famoso ‘Como un Hombre Piensa’, el cual está basado en el proverbio bíblico: “Como un hombre piensa en su corazón, así es él”.
El escritor afirma que el hombre está gobernado por leyes, específicamente dijo “El desarrollo del hombre está gobernado por leyes, no por artificios, y la ley de causa y efecto es tan absoluta e inevitable en el reino oculto de los pensamiento como lo es en el mundo de los objetos visibles y materiales”.
Además, señalaba que la mente de un hombre se compara con un jardín, que puede ser sabiamente cultivado o ser abandonado y llenarse de hierbas; pero sea cultivado o descuidado, está destinado a producir.
La clave del éxito: los pensamientos
Si tu perteneces a ese grupo pequeño de las personas que realizan negocios, sabrás muy bien que los pensamientos son fabricantes de milagros.
Por ejemplo, el agricultor no puede hablarle a la tierra y decirle: “Dame frutos” o en este caso un resultado, una utilidad. El agricultor comprende que si dice eso, la tierra se reirá de él y dirá “¿Quién es el chistoso que me trae sus necesidades y no me trae sus semillas?”.
En cambio, si el agricultor le dijera a la tierra: “Traje estás semillas, ¿Si las planto podrás trabajar con ellas mientras duermo?” Probablemente la tierra de dirá: “No te preocupes ¡adelante, siembra! y ve a dormir que yo trabajaré mientras tu duermes”.
De esta manera se puede entender la importancia de los pensamientos. Los pensamientos son la causa de la acción, y una gran noticia es que se puede iniciar este camino en cualquier momento.
Y, como James Allen afirma, “Cada hombre está donde está por la ley de su propio ser. Los pensamientos que ha construido en su carácter lo han llevado ahí, y en la disposición de su vida no hay elemento de azar, sino el resultado de una ley que no puede fallar.”
De modo que, debes darte cuenta que tienes un poder en ti y, ese mismo, puede ayudarte a manejar las tierras y semillas de tu ser de las que las circunstancias nacen, así te convertirás en el dueño y señor de ti mismo.
