Pues bien, si vemos en retrospectiva está situación, Nokia no es la única compañía que ha sido adquirida por un competidor o que ha cerrado sus puertas ante un consumidor que cambia y evoluciona.
Hoy en día los consumidores han cambiado sus gustos, sus preferencias, sus necesidades, entre otras cosas y han hecho evolucionar la forma en la que se hacen negocios hoy en día. Lo que nos hizo estar en la cima en el pasado no necesariamente nos ayudará a permanecer ahí o a llegar aún más lejos. En pocas palabras, aún cuando sigamos haciendo muy bien lo que hacemos, si el mercado cambia, nos toca cambiar si queremos seguir vigentes.
Se vuelve indispensable hacer un alto en el camino de vez en cuando para tomar distancia y entonces poder ver desde lo alto si lo que estamos haciendo sigue siendo lo correcto pero sobretodo lo que se necesita para llegar más lejos. Y para esto es necesario además de ser visionario y leer las señales del mercado y del consumidor, también tener una dosis extra de humildad, dejar de lado la soberbia y la arrogancia y admitir que lo que hacemos, aún cuando lo hagamos muy bien, ya no es suficiente.
Necesitamos tener la madurez suficiente para pedir ayuda en caso de que no sea tan evidente lo que necesitamos para evolucionar. El mejor ejemplo es el mercado online. Hay consumidores que continúan disfrutando ir a las tiendas, ver los productos, tocarlos, olerlos, pero hay muchos más que prefieren no tener que sufrir con largas filas o personal grosero y gozan haciendo sus compras a través de Internet. Y para muestra tenemos el Buen Fin, cuya sexta edición está por comenzar. Al principio participaban en su mayoría tiendas físicas.
Hoy en día si la propuesta de cada una de esas tiendas no viene acompañada de una propuesta digital está desactualizada e incompleta y también está perdiendo un gran número de clientes que no quieren pasar por “largas filas y empujones” como bien lo dice el comercial de Amazon.
En conclusión, debemos ir un paso adelante del mercado, que el día a día no nos coma de tal manera que podamos dedicar más tiempo a planear, a ser visionarios y a tomar riesgos porque el consumidor no tiene piedad y nos puede quebrar.