Se podría llegar a pensar que eventos como los Juegos Olímpicos son una excelente estrategia para incrementar los ingresos de un país, y lo es; sin embargo, también son eventos en donde se tiene que destinar una importante inversión, lo que genera que se incremente la deuda que tienen los países.
Es decir, las proyecciones que estiman los organizadores con la realización de tan importante evento deportivo hay ocasiones en que no se llegan a cumplir. Es el caso de los Juegos Olímpico de 2016 en Brasil, donde a pesar de que el mercado contaba con un crecimiento económico, y además se estimaban proyecciones que favorecerían al país, lo cierto es que la sede organizadora no logró recuperar la inversión, según datos de Alnavío, se estima que los gastos rebasaron en mil por ciento lo previsto.
En 2004, se estima se destinaron alrededor de 16 mil millones de dólares para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, pero debido a los gastos excesivos de esta realización el Gobierno aumentó el déficit presupuestario de la nación, luego de que en 2002 alcanzaba el 3.7 por ciento del PIB, y a partir de la realización del evento deportivo se disparó hasta alcanzar el 7.5 por ciento. Mientras que la deuda nacional alcanzó los 201 mil millones de euros, según cifras oficiales.
Al respecto, el Gobierno de Japón inyectará alrededor de 26 mil millones de yenes en los próximos meses debido a la realización de los Juegos Olímpicos, incluyendo medidas de gasto público de 13.2 mil millones de yenes, con el objetivo de paliar el impacto negativo ocasionado por la subida del IVA, la ralentización del comercio, el crecimiento global, así como el riesgo que representa la realización de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
El reto de Japón es contar con un programa capaz de dirigir las políticas para contribuir a la superación de los riesgos económicos negativos.
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