La inversión, en todas sus formas, es un arma de doble filo. Por una parte, es una herramienta crucial para expandir el patrimonio y conseguir objetivos financieros a mediano y largo plazo. Al mismo tiempo, cada tipo tiene una serie de riesgos inherentes que pueden poner en peligro los recursos de las personas. Para la inversión inmobiliaria, el principio se mantiene. A pesar de ser de las apuestas más seguras, también implica la posibilidad de malos resultados.
De acuerdo con Sergio Felgueres Cabestany, presidente de RE/MAX México, es fácil lidiar con estos riesgos. Apunta que hay dos formas que las personas pueden proteger su inversión. Primero, los fideicomisos. Con esta herramienta, el banco o la institución fiduciaria lleva un control estricto de los recursos. Así, se impide que se realicen acciones sin la aprobación de los involucrados. La segunda opción es crear sociedades donde haya participación accionaria.
Cuando [la persona que hace una inversión] tiene participación accionaria, por supuesto que tiene voz y voto. Además, le corresponde una parte de las ventas […]. Entonces, aunque se sea una minoría, se tiene derecho a exigir resultados. Y sobre todo, a obtener información. Eso ayuda mucho para proteger los ingresos y recursos. Pero la parte más crucial es que se tendrá control directo sobre el dinero que se le dará al desarrollador. Y eso empodera al comprador.
¿Qué hacer si sucede el peor de los escenarios en una inversión inmobiliaria?
Incluso con el control de los recursos, es posible que un proyecto falle por una razón u otra. Por eso, es importante que la persona que realiza la inversión esté consciente de qué pasos puede tomar de antemano para recuperar parte de sus recursos. En este sentido, Felgueres apunta que lo más importante es tener el contrato adecuado para reducir el riesgo.
Si se tiene un contrato de asociación y participación, donde yo aporto dinero y tú te comprometes a entregar tal ganancia, seguramente se puede demandar. Habrá retos legales para recuperar la inversión, pero se terminará recuperando. Pero al entrar como inversionista socio, va de la mano el riesgo.
Como conclusión, el experto de RE/MAX apuntó que, a su parecer, hay dos grandes riesgos en un proyecto inmobiliario. Primero, que un desarrollador crea que su proyecto vale más de lo que realmente vale. Esto puede afectar a las personas con un menor retorno de inversión. Asimismo, puede que los tiempos sean más largos de lo que se tenía planeado. En este caso, también pueden diluirse las ganancias anuales que perciben las personas.